08 de marzo 2021.
El Gran Diario de México, El Universal, me dio la oportunidad en este Día Internacional de la Mujer de hacer una reflexión sobre las mujeres. Confieso que no fue nada sencillo, porque al hacerlo evoco el recuerdo de mi madre y si alguien me pidiera que la definiera con palabras no podría.
A las mujeres no se les puede describir en líneas sino con acciones basadas en el respeto y la admiración, desde el más cálido y fuerte abrazo, hasta un sincero apretón de manos al felicitarlas por los logros que van obteniendo.
Yo, Miguel Ángel Navarro, el hijo, el esposo, el padre, el abuelo, el hombre, quiero compartirles en esta participación parte de lo que hoy me difunde El Universal.
“Desde que tengo uso de razón, aprendí a ver con profunda admiración y respeto la lucha de las mujeres. No había cumplido un año cuando perdí a mi padre. Mi madre, como muchas mexicanas, se vio en la necesidad de sostener sola a seis hijos. Aún me emociona recordar esa fuerza de corazón para levantarse todos los días a trabajar, cuidarnos y atender la casa”.
Y tengo que dejar por un momento de escribir porque este párrafo me ha llenado la mente de recuerdos y los ojos de lágrimas, “han pasado décadas desde entonces y he tenido la fortuna de ser testigo de muchos cambios. Ahora soy padre y también abuelo, pero veo con tristeza y coraje que los retos que mi madre enfrentó siguen siendo los mismos para millones de mujeres”.
Comprendo que, “les hemos fallado en garantizarles seguridad, justicia paritaria e igualdad de oportunidades”.
Cuando la agenda de trabajo me permite ir la mente hacia nuevos comienzos veo con profundo enojo la desigualdad de género y más en este mi Nayarit que tanto quiero donde los datos son fríos y apunta que en el 2020 la población económicamente activa recae en un 54% en hombres y 41.6% en ustedes las mujeres y más duele conocer que entre la población nayarita que gana más de 10 salarios mínimos, sólo el 4.7% son mujeres.
Cuánto enojo debe existir en aquellos que les arrancan la vida a las mujeres. Emilia López de 17 años de edad es el ejemplo más cercano de ello, una joven santiaguense que apenas comenzaba a vivir y cortaron de tajo sus ilusiones, su vida, su decisión a decir no.
Qué decir cuando leo datos de la Unicef donde nos indica que en México hay 1.4 millones de niñas y adolescentes menores de 17 años que no asisten a la escuela, inconcebible y en las mujeres indígenas que están entre los 15 y 17 años que no cursan la educación media superior es de 38.3%, mientras las mujeres no indígenas es de 29.9%.
En esta participación no podría dejar de mencionar mi compromiso ineludible con cada una de ustedes, mi palabra de hombre de buscar incansablemente que todas las niñas y adolescentes se formen con bases que les permitan ir por salarios y condiciones de vida igualitarios, apoyar a aquellas mujeres que participan en política para que se desarrollen con seguridad y libres de cualquier tipo de violencia. Nunca podría ser indiferente a la búsqueda de justicia porque conmigo tendrán un aliado y un amigo dispuesto a escucharlas.
La construcción de la igualdad exige la participación de todos nosotros, “juntas y juntos alcanzaremos el México igualitario que todos deseamos”.
Su siempre amigo.
MIGUEL ÁNGEL NAVARRO QUINTERO.
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