Veva Ángel, una paisana mía que ocasionalmente radica en California, E.U., me mandó un mensaje escrito por Maheula, quien al igual que yo le gusta abordar temas de reflexión. Le hice algunas adaptaciones para que se asemejara más a mi situación personal. Espero que les sirva de aprendizaje
El otro día, una persona joven me preguntó: “¿Qué se sentía ser viejo?”. Me sorprendió mucho, ya que no me considero viejo.
Cuando vio mi reacción, inmediatamente se apenó, pero le explique que era una pregunta interesante, y después de reflexionar, concluí que hacerse viejo es un regalo.
Soy la persona que quiero ser. Algunas veces me desespero al ver mi cuerpo que cada vez se dobla más, las arrugas, los ojos con ojeras, la panza y a menudo me sorprendo de la persona que vive en mi espejo.
Pero no me preocupo por esas cosas por mucho tiempo. No cambiaría mi familia, ni a mis sorprendentes amigos, ni mi maravillosa vida, por menos cabellos canosos y un estómago plano.
Me he convertido en mi mejor amigo. Trato de cuidarme un poco para mantener sano mi único riñón, pero de vez en cuando le doy rienda suelta a la gula zampándome unas galletas de nieve y mi infaltable sandía. Estoy en mi derecho de ser un poco desordenado, ser extravagante y oler las flores y las frutas antes de comprarlas.
He visto algunos amigos míos irse de este mundo, antes de haber disfrutado la libertad que viene con hacerse viejo. ¿A quién le interesa si escojo leer o jugar en la computadora hasta las 4 de la mañana y después dormir hasta quién sabe qué hora?
Bailaré conmigo al ritmo de esos maravillosos acordes de los 60´s y 70´s. Caminaré por la playa con mi short que se estira hasta las rodillas dejando ver mis piernas flacas flacas como las garzas a pesar de las miradas de compasión de los que usan bikini. Ellos también se harán viejos, si tienen suerte. Sé que algunas veces soy olvidadizo, pero me acuerdo de las cosas importantes.
A través de los años mi corazón ha sufrido; por la pérdida de alguien querido, por las pruebas que la vida me ha presentado, por la inesperada insuficiencia renal de Omar, por la artritis y trasplante renal de mi esposa o por el dolor de un niño.
Pero es el sufrimiento lo que nos da fuerza, lo que nos hacer crecer. Un corazón que no se ha roto, es estéril y nunca sabrá de la felicidad de ser imperfecto. Me siento orgulloso por haber vivido lo suficiente para que mis cabellos se vuelvan grises y por conservar la sonrisa de mi juventud, antes de que aparezcan los surcos profundos en mi cara.
Cuando se envejece, es más fácil ser positivo. Te preocupas menos de lo que los demás puedan pensar.
Ahora bien, para responder a la pregunta, con sinceridad puedo decir: ¡Me gusta ser viejo, porque me ha dado mi libertad! Me gusta la persona en la que me he convertido. No voy a vivir para siempre, pero mientras esté aquí, no perderé tiempo en lamentarme por lo que pudo ser, o preocuparme de lo que será.
Trataré de, amar sencillamente, más generosamente, hablar amablemente y el resto, dejárselo a Dios.
[su_box style=»soft» box_color=»#686868″]Queridos amigos, disfruten sus años de vida y no se preocupen por haber perdido su juventud. Sonrían cada mañana, porque Dios se despierta antes que nosotros para colgar el sol y poder verlo desde nuestras ventanas.[/su_box]
Discussion about this post