- ► Se llamaba remigio porque así lo establecía el santoral y no platicaba de historia, pero sí compartía sus leyendas.
Se llamaba Remigio porque su papá les imponía a sus hijos al nacer el nombre que coincidía con el santoral. Remigio nace en Zoatlán a finales del siglo XIX; en 1893 cuando el territorio de Tepic contaba aproximadamente con 150 mil habitantes.
Sus ancestros abuelos o bisabuelos paternos no se sabe de donde procedían, pues su apellido es raro, poco común en la comunidad. Tal vez llegaron con Nuño de Guzmán, que traía hombres desde España, hombres con raíces antediluvianas quizás provenientes de África, con genes de esclavos por el tráfico de personas que se daba, pues la familia de Remigio es de piel muy morena.
Su desarrollo físico como niño y como joven fue principalmente en el campo. Aprendió a leer y a escribir porque el cura de Ahuacatlán a donde lo envió su padre por un tiempo, se encargó de esos menesteres educativos. En esa época, aunque ya existían algunos periódicos, éstos eran de lectura en el lugar que se editaba.
No trascendía; por lo menos no de inmediato, así que las noticias llegaban por rumor y un poco tarde por los arrieros que pasaban en tránsito a Guadalajara o viceversa. De haber existido difusión, hubiera guardado en su mente hechos que me hubiera compartido cuando nuestras vidas se encuentran a mediados del siglo XX.
Su padre sin duda nada supo del conflicto político entre México y Guatemala suscitado en 1895, cuando éste invadió la región del Soconusco, perteneciente a Chiapas, y que un grupo de jóvenes de Tepic ofrecían sus servicios al señor Presidente, en defensa del honor nacional.
De la prohibición a los católicos de algunas lecturas como lo dio a conocer en 1894 el semanario católico “El Orden” – fundado por el presbítero Zeferino Orendaín -: “Todos los católicos saben que la Santa Iglesia tiene severamente prohibido la lectura de las publicaciones que atacan la fe y la moral, y aunque con pena por tratarse de publicaciones locales, manifestamos que, en nuestro concepto bajo la expresada prohibición, están comprendidos La Voz de Occidente y el Obrero de Tepic, así como de los de afuera: El Imparcial, El Mundo, Juan Panadero y algunos otros de los que vocean en la plaza y calles”. En dicho periódico critica de irreverente e indigno, la obra de Amado Nervo: “Jardines interiores”.
Pero no, casi no me platicaba o tal vez yo no era preguntón. Me vengo a enterar cuando adulto al hurgar en la historia de nuestro estado. Él tenía 12 años de edad cuando el primer Obispo de la Diócesis de Tepic, Dr. Ignacio Díaz y Macedo, fallece en 1905 en Acaponeta en su visita Pastoral, y ni ese ni otros hechos relevantes en Diócesis de Tepic, algunos con tintes políticos me comentó.
Me platicaba de cómo su papá le tenía tirria porque dudaba fuera su hijo, ya que al nacer era “güerito”; así que cuando lo regresa de Ahuacatlán a Zoatlán, lo pone a trabajar duramente en el campo. No así a su hermano Dámaso que era morenito y se instruyó mejor en la escuela primaria e ingresó al seminario. Pero emocionado me platicaba de leyendas como La Llorona, de la audacia del coyote para robarse las gallinas; y en fin, muchos relatos que yo disfrutaba de niño.
Aunque en su edad productiva fue campesino y obrero, nada me platicó sobre la huelga de 1905 a la fábrica Textil de Bellavista por los abusos que se cometían contra los trabajadores, que culminó con la represión. Ni le escuché el hecho político de 1925 cuando Ixtlán, se declara provisionalmente capital del Estado, asiento de los poderes. Nada sobre los hechos revolucionarios como el del 24 de mayo de 1911 cuando las fuerzas revolucionarias al mando de Martín Espinosa, hacen su entrada a Tepic por la calle de Lerdo hasta la plaza principal.
En 1914 Remigio ya tenía 17 años. Debió enterarse que Álvaro Obregón concentró todas las fuerzas para marchar sobre Guadalajara. Entretanto, enjuició al Obispo don Andrés Segura, a quien se le atribuyó proceso y se le sentenció a varios años de prisión, expulsando por Nogales a los demás sacerdotes.
Mandó también clausurar y consignar ante un tribunal militar a los redactores de los periódicos locales y dictó órdenes para que se imprimieran sesenta mil pesos en billetes constitucionalistas que se pusieron en circulación. Tal vez debí preguntar por temas que ahora me apasionan.
¡Uf!, si me hubiera platicado los hechos suscitados en junio de 1915, cuando en Tepic, en la calle México el coronel José María de Haro e Isaac Espinosa, perdieran la vida; el primero en la calle México e Iturbide y el segundo en el Portal Fletes a manos de las fuerzas Buelnistas al mando del Coronel Juan Rivera. Sin duda lo hubiera hecho emocionado.
Nada sobre la creación constitucionalmente de nuestro Estado, de los conflictos políticos en los primeros períodos gubernamentales. Lo que le molestó al primer gobernador Santos Godínez, en 1918, cuando el Director del Periódico EL PRESIDENTE – un señor de apellido Monroy, quien además era diputado local – publica un artículo que no agradó al Ejecutivo, y ordena lo remitan a la Penitenciaría.
El Juez del distrito dictamina que el artículo contiene conceptos irrespetuosos, despectivos y denigrantes para el primer mandatario. Al periodista le fue impuesta una pena de mil pesos o quince días de prisión.
De los actores revolucionarios y de los cristeros era muy parco en sus comentarios, pero emocionado me platicaba de Manuel Lozada de quien tenía la idea que era un salteador de caminos, y las leyendas de que en algunas partes de la sierra se escuchaba los caballos y que además había en diferentes partes, tesoros enterrados por este personaje.
Me tenía boquiabierto cuando sus historias y leyendas las compartía, como aquella de cuando por acuerdo de Porfirio Díaz prohibió el calzón blanco que usaban los hombres. Al llegar a la entrada de Ixtlán tenían que cambiarse con un pantalón. Decía que inclusive había personas que les rentaban dicha prenda.
Ahora que leo sobre este asunto, para Porfirio Díaz esta vestimenta reflejaba al exterior del país atraso económico y social. Lo mismo que hoy Peña Nieto, con el regalo de televisores de plasma en sus programas sociales, en el extranjero ya se pavonea diciendo que ya somos menos pobres.
Cuando a su lado me sentaba era un placer escucharlo. Recuerdo de cuando hacía referencia a la epidemia de la fiebre amarilla. Decía que a muchos enfermos agonizantes los llevaban y abandonaban en los panteones para evitar los contagios.
De Zoatlán se traslada a Méxpan. Trabaja en los trapiches. Cuando se inicia la electrificación en estas zonas se pegó a los ingenieros y aprende muy bien el oficio de electricista y mecánico. Se casa, tiene una hija. Todo marchaba bien hasta que hay infidelidades. Su esposa enferma y finalmente Remigio queda viudo.
En Méxpan vivía una jovencita muy guapa que Remigio conocía. Se llamaba Leonor y trabajaba como doméstica en Ixtlán con la Familia González Rubio Risso. Así que él viudo, ni tardo ni perezoso, empieza a cortejar a la joven Leonor a quien le llevaba una gran ventaja en edad, él de 1893; ella de 1917. Pero dicen que para el amor no hay edad y que se casan un día de mayo de 1940; y un año después el que esto escribe llegó a este planeta.
Mi padre era excelente ser humano. Nos quiso mucho a su manera. Nos protegió y cuidó. Desgraciadamente enfermó cuando yo tenía 8 años de edad y su mal duró más de 30 años.
Cuando sano, fue muy trabajado. Estaba en constante movimiento. Terminaba su jornada laboral y realizaba actividades por su cuenta, con pinzas, desarmador y otras herramientas. Nada se le dificultaba. Recuerdo que me decía: “un hombre no debe decir ´no puedo´, porque cuando dice esto, hasta el infierno tiembla”. No supe el por qué de esas palabras, pero aprendí que ante una situación hay que intentarlo todo, antes de pedir apoyo.
Aunque mi padre de historia casi nada contaba, cualquier plática o leyendas me entusiasmaban, como cuando decía que se le apareció el diablo en forma de perro. Mi padre iba en su caballo de Ixtlán a Méxpan, de madrugada, y surge un perro negro que pone nervioso al caballo. El perro va adelante y conforme avanzaba crecía en tamaño hasta que desaparecía. Decía que se le ponía la piel de gallina.
Mi madre, cuando soltera, antes que falleciera mi abuela, prometió una manda a la virgen de Talpa por un favor recibido. Ya casados mis padres, a él se le aparece una sombra y con voz de mi abuela le indica que mi madre debe cumplir dicha manda para poder tener el descanso eterno.
Muchas emociones en sus pláticas. Por ello en estas fechas para él mi recuerdo y oración. FELIZ DIA DEL PADRE. escanio7@hotgmail.com
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