AHUACATLÁN. – Rosario y Guadalupe* son primas en segundo grado y su relación hasta antes de junio pasado era, digamos, si no muy cercana, al menos fraterna; pero a partir de ese mes se fueron distanciando, hasta que se perdió por completo. Ya no se dirigen la palabra y parece ser que hay hasta rechazo mutuo.
¿La causa?, simple: La política. Ésta fue la culpable. La primera de ellas apoyó la campaña de Agustín Godínez y la segunda se adhirió al equipo del doctor Víctor Cervantes. Pero fueron tantos los apasionamientos que las dividió el rencor, pese a ser familiares.
Y así como ellas, son muchos los ahuacatlenses que finalizaron distanciados debido a las posturas políticas. Las campañas destruyeron amistades y causaron agravios a las familias.
Otro ejemplo es el de Efraín González, quien asegura que, al acudir hace días a un puesto de hotdogs, pudo observar claramente que el encargado lo atendía de mala gana. Y es que, explica: “Yo le di mi apoyo a Jau [González], pero el dueño del negocio prefirió a Agustín Arámbul. ¡Seguro por eso me atendió de mala gana!”, afirma.
El mismo Efraín cita otro caso a la inversa, en el que un vendedor de tacos – de filiación panista se niega a vender estos antojitos a gentes que se identifican con el PRI o con el Partido del Trabajo. Y eso mismo ocurre con el vendedor de frutas o nieves, con el abarrotero o con el repartidor de agua de garrafón. Si es panista se niega a atender – o lo hace de mala gana – a los del PRI, a los del PT o a los de Movimiento Ciudadano.
Por eso, Efraín opina que la política se debe vivir con pasión, pero sin caer en los excesos; y lamenta también que debido a todas estas cosas se esté perjudicando también a otras actividades, como lo es el deporte y la cultura en general.
* Se han cambiado los nombres.
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