Quien domina el discurso, dirige el cotarro
El 8 de marzo de 1908, ocurrió un suceso trágico que marcó la historia del trabajo y la lucha sindical en el mundo entero: 129 mujeres murieron en un incendio en una fábrica en Estados Unidos, luego de que se declararan en huelga con permanencia en su lugar de trabajo. El motivo era la búsqueda de derechos laborales, un salario igual a de los hombres que hacían las mismas actividades y las malas condiciones de trabajo que padecían. El dueño de la fábrica ordenó cerrar las puertas del edificio y el resultado fue la muerte de las obreras que se encontraban en el interior de la fábrica
En el impulso feminista por establecer un día para conmemorar —más no celebrar— el papel de la mujer en la vida pública y el empoderamiento de nosotras para la reconstrucción de la sociedad se institucionalizó el día 8 de marzo por las Naciones Unidas desde 1975 y proclamado por la Asamblea en 1977 como el Día Internacional de la Mujer, el cual tiene sus orígenes en las manifestaciones de las mujeres que, especialmente en Europa, reclamaban a comienzos del siglo XX el derecho al voto, mejores condiciones de trabajo y la igualdad entre los sexos
Este día internacional se refiere a las mujeres comunes como artífices de la historia y ubica su origen en la lucha constante de la mujer por participar activa y protagónicamente en la sociedad con la misma igualdad de condiciones que los hombres.
No obstante, dedicar a este día solo para recordar un acontecimiento histórico, o una serie de los mismos que derivaron en la conmemoración de esta fecha, sería lo mismo a pensar que la lucha de las mujeres por alcanzar la igualdad plena se le hizo justicia al tener un reconocimiento de las Naciones Unidas.

Como todas las batallas, estas se dirimen en 2 planos, en el real que se desarrolla en la lucha cotidiana, y en el simbólico, lo que significa y la interpretación que le damos cada una de nosotras en las batallas que libramos en silencio; por lo tanto el 8 de marzo es un recuerdo que nos da impulso y no una efeméride en el calendario internacional.
Es por ello y dada mi calidad de Maestra que quiero reconocer particularmente el papel de las académicas, profesoras, personal docente femenino, en este esfuerzo por hacer una reflexión acerca de la participación política de las mujeres y su empoderamiento. Las mujeres que estamos en la lucha cotidiana de la política difícilmente tenemos la serenidad para hacer reflexiones y análisis de fondo; aunque tengamos cierta proclividad a ello, lo cierto es que este tipo de ejercicios requieren de profesionalismo, de objetividad, de investigación y de pensamiento de fondo.
Por lo anterior, me da mucho gusto que mujeres investigadoras, catedráticas de nuestras instituciones universitarias sigan alimentando su vocación por abundar en el conocimiento del empoderamiento de las mujeres y trasmitírselo a las nuevas generaciones, ya que es un placer leer trabajos tan interesantes como el de Marta Lamas, Eli Bartra, Marcela Lagarde, Francesca Gargallo entre otras prestigiadas mujeres de la academia.
Y en este esfuerzo por exaltar a las mujeres generadoras de conocimiento quisiera deslizar una idea, para sugerir, que la ´revolución femenina´ tiene su origen aún más remoto al 8 de marzo de 1977 y viene en hombros de maestras que dedicaron su vida a la educación de las civilizaciones que forjaron este mundo.
Las mujeres han sido un eslabón importante en la educación y en la transmisión del conocimiento, por lo que es muy grato enterarse por ensayos que a pesar de los obstáculos que sorteaban las mujeres en la antigüedad, lograron salir al mundo a vivir las experiencias que le permitieron generar los conocimientos que hasta la actualidad han llegado a nosotros gracias a los textos que sobrevivieron y dan testimonio de su sabiduría.
Me importa mucho destacar que las mujeres siempre se han rebelado ante las limitaciones impuestas por la sociedad, contra las voces que buscan acallar. Hay un hecho me parece fascinante y es bastante desconocido. El primer texto de la historia de la humanidad, el más antiguo, cuya autoría puede constatarse esta firmado por una mujer de nombre Enheduanna y nos narra en sus versos «La exaltación de Inanna” la metáfora del “parto de las palabras”, que nos sirve para explicar cómo las mujeres que adquieren conocimiento lo usan para trasmitirlo a todas las personas, esta es una imagen que representa que crear es una forma de procrear algo profundamente femenino.
Textos y Textiles:
Desde tiempos remotos las mujeres han contado historias, han cantado romances y enhebrado versos al amor de la hoguera (…). A lo largo de los tiempos han sido sobre todo las mujeres las encargadas de desovillar en la noche la memoria de los cuentos. Han sido las tejedoras de relatos y retales. Durante siglos han devanado historias al mismo tiempo que hacían girar la rueca o manejaban la lanzadera del telar. Ellas fueron las primeras en plasmar el universo como malla y como redes (…).
Entrelazaban verbos, lana, adjetivos y seda. Por eso textos y tejidos comparten tantas palabras: la trama del relato, el nudo del argumento, el hilo de una historia, el desenlace de la narración, devanarse los sesos, bordar un discurso, hilar fino, urdir una intriga. (Vallejo, 2020).
Las mujeres por siempre hemos sido las narradoras por excelencia, quizás desde los primeros momentos de la oralidad, pues al mismo tiempo que cosían (actividad destinada exclusivamente a las mujeres) contaban sus historias, se cantaban sus emociones de declamaban sus poesías, es por ello que se emplean las metáforas entre los textos y textiles, que al considerarse una tarea poco valorada, hace difícil rastrear el aporte intelectual de las mujeres como maestras, como enseñantes de sus propios hijos y como ilustradoras de la sociedad.
Sin embargo existen antecedentes en la antigua Grecia, como la de Aspasia de Mileto y Diotima de Mantinea, ambas fueron aclamadas por Sócrates en los Diálogos de Platón. Contrario a lo que podría pensarse, ni Sócrates ni Platón, cuya misoginia es reconocida, se apropiaron del pensamiento de Diotima. Por el contrario, le reservaron el sitio de honor en el famoso banquete de hombres: “Quiero referirte [Agatón] la conversación que tuve con una mujer de Mantinea, llamada Diotima […] todo lo que sé sobre el amor se lo debo a ella.”
A Aspasia, Sócrates —quien llevaba a sus discípulos a visitarla y disfrutaba conversar con ella— la llamaba “Maestra”. Aristófanes y Plutarco hablaron también de esa extraordinaria mujer. Pertenecía al mundo de las hetairas. No prostitutas, como suele creerse, sino una especie de compañeras, pero de vastísima cultura. Mujeres “verdaderamente libres”, cuyo “enamoramiento transgresor sacudió las esferas del poder” pues fue el “cerebro” detrás de la sagacidad de Pericles, el gran dirigente Ateniense.
Pero no fue sino hasta la civilización romana donde las mujeres adquirieron un rol en la sociedad como maestras, pues la sociedad romana prefería que fuesen las mujeres quien estuviera a cargo de la enseñanza de la lengua, las artes, el conocimiento de las técnicas y las ciencias no militares, puesto que los jefes de las familias gobernantes querían que sus hijos fueran grandes oradores y líderes políticos, por eso le delegaron la responsabilidad a las mujeres ilustradas de la educación.
A lo largo de los años las mujeres hemos sido garantes del derecho a la educación, impulsando la educación básica; así como programas, modelos, métodos, libros de texto y políticas para que las nuevas generaciones tengan educación de calidad. Las mujeres profesionistas de la educación también hemos creado instituciones educativas, escuelas y formado a generaciones de estudiantes, desde las comunidades más pequeñas, hasta los grandes centros universitarios.
Mujeres en la Educaciónwww.aulaabierta.info/mujeres-pioneras-en-ciencia-y-educacion/ .
Talentosas, revolucionarias, disruptivas, rebeldes, innovadoras, creativas, creadoras, intelectuales, empáticas, y educadoras. Hoy quisiera destacar a unas líderes, protagonistas y pioneras en la ciencia de la educación.
- Juana Manso (1819- 1875: Buenos Aires) Fue una intelectual, escritora, periodista, traductora, profesora. También se la recuerda especialmente por ser pionera del feminismo en Latinoamérica. Promovió un modelo basado en la libertad y la igualdad como motores de desarrollo social, pensaba que la inteligencia no tenía sexo y que la mujer debía tener las mismas oportunidades que los hombres.
- María Montessori (1870-1952:Italia) Es la creadora del método que lleva su apellido, fue una educadora, pedagoga, científica, médica, psiquiatra, filósofa, psicóloga, feminista y humanista, que dedicó toda su carrera a estudiar la educación temprana y pensaba que las niñas y niños son seres a los que hay que alentar para que tomen sus propias decisiones.
- Rosario Vera Peñaloza (1872 – 1950: Argentina) Fue una educadora y pedagoga. Su plena dedicación a la educación común y, en especial, a la creación de los jardines de infantes y al perfeccionamiento de sus docentes y de este nivel educativo.
- Leticia Cossettini (1904 – 2004: Argentina) Fue una maestra y pedagoga argentina. Al igual que su familia siguió la carrera como educadora. Entre 1935 y 1950, las hermanas Cossettini desarrollaron un proyecto llamado Escuela Serena que aplicaron en la Escuela Experimental, transformando así la tradicional escuela en una escuela activa con experiencias de aprendizaje basadas en criterios de educación por el arte de vivir y convivir.
- Leonela Relys (1947 -2015: Cuba) Se doctoró en Ciencias Pedagógicas, fue quien desarrolló el método de alfabetización de adultos “Yo, sí puedo” con el cual han aprendido a leer y a escribir más de ocho millones de personas en el mundo.
- Rosaura Zapata (1987 -1963: México) Galardonada con la primera Medalla Belisario Domínguez su labor fue muy importante en la educación preescolar y en el establecimiento de los jardines de niños en México.
- Amalia González Caballero de Castillo Ledón (1898-1986: México) Maestra Normalista y Licenciada en Letras, fue ella quien promovió la fundación de la Asociación Nacional de Protección a la Infancia y creó la Oficina de Educación y Recreaciones Populares, de donde surgieron movimientos como El Teatro Municipal, El Teatro del Periquillo, La Comedia Mexicana. Fue gracias a ella que se fundaron los museos del Virreinato, de Arte Moderno y de las Culturas.
Sin olvidar, por supuesto a la destacada mujer nayarita, la maestra Rosa Navarro Flores, quien fuera una ilustre educadora mexicana.
Ahora bien, desde una perspectiva magisterial, en México, el gremio está compuesto principalmente por mujeres, dicha representatividad se relaciona con el nivel educativo y los cargos a desempeñar. La presencia de las mujeres es mayor en los niveles iniciales y se reduce en la educación superior
Una estadística contundente como para asegurar que la educación, inicial, básica, media superior y superior en algunas de las facultades, descansan en hombros de las mujeres, somos las mujeres quienes educamos a México.
Para concluir con esta intervención quiero cerrar con una idea que trata de explicar la preponderancia de la noble profesión de educar sobre todas las demás. Explica la escritora Irene Vallejo “El ministro, según nuestros antepasados, es quien se ocupa de las minucias, o sea, de administrar asuntos más bien fastidiosos que esenciales. En cambio, lo fundamental, lo que realmente importa, —en latín “magis” — es la tarea del “magister”, del maestro. Esta es la antigua idea plasmada en las palabras que, sin saberlo, utilizamos hoy: hace algo más grande quien se dedica a enseñar que quien gobierna. La voz del pasado nos dice que la educación es, más que ningún otro oficio, el territorio donde soñamos y creamos el futuro.”
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