La pedagogía es el arte de la enseñanza. La educación es consecuencia directa de la pedagogía empírica que se da por medio de una didáctica natural. El sistema educativo mexicano hasta ahora ha demostrado ser ineficiente, con poca transparencia y escaso potencial ante la inminente globalización.
Según datos del INEGI, tan solo en el estado de Nayarit 5 de cada 100 personas de 15 años y más son analfabetas. México tiene problemas de educación más graves que debe resolver antes de trabajar en su capacidad para afrontar tendencias que apuntan a la globalización.
Los métodos y sistemas hasta ahora reflejan pleonasmos sociales, redundancias analítica, parábolas y paradojas sin visión, anacronismo, prácticas o teorías obsoletas, directrices anticuadas, dogmas ortodoxos, convencionalismos, conocimiento rudimentario.
En México, como en algunos países del mundo, se adoptan modelos o sistemas educativos extranjeros, donde el índice de efectividad y la aplicación de una educación completa son altos, como una forma precipitada de afrontar la globalización. El problema es que se adoptan y no se adoptan. Ahora bien, se crean modelos propios diagnosticando un sector que no sirve de base ni nos da un panorama de las necesidades reales de la población. Cuando se aplica, da resultados en una minoría insuficiente. Cuando se lleva a las comunidades más relegadas, a los estados o partes donde se concentran los focos rocos, amarillos y sin exclusión los verdes, la realidad termina superando a esa utopía. Debemos poner las manos en la tierra antes de pisarla.
Abordar temas de trascendencia global, tener un buen ambiente de trabajo, crecimiento espiritual, moral y ético, formento del arte y la cultura, lenguaje avanzado o bilingüismo.
Una educación ecuménica requiere el restablecimiento de criterios, nuevos contenidos, más subidios, métodos didácticos, análisis riguroso y perspicaz de las poblaciones para proponer a partir de un panorama real.
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