El debate es dialéctica, y quien no conoce lo que es la dialéctica debería estar impedido para gobernar. La contradicción la encontramos en todos los fenómenos sociales, incluso en los naturales. La lucha de los contrarios es lo que ha permitido que las sociedades progresen.
En cualquier negociación hay dialéctica. Y quienes ostentan el poder deben ser negociadores. Pero no es tiempo de gobernanza, sino de campañas; y es aquí cuando más útil resulta el método dialéctico. Los ciudadanos, por el simple hecho de serlo, son políticos, viven inmersos en los asuntos de la polis [ciudad]; se interesan por los problemas sociales, por la basura, por el agua, por el alumbrado público, por las calles, por el mercado, por los impuestos. Nadie escapa de esto. Y todos tienen una posición respecto a si son factibles de solución.
Si un aldeano, con simples conocimientos de la circunstancia que lo rodea, es capaz de hacerse preguntas, y en muchos casos de responderlas, ¡cuanto más un prospecto a gobernar! Hace tiempo conocí el ejemplo de un gran hombre, el más sencillo y honesto de cuantos he conocido en la política. Fue el mejor orador que ha dado Nayarit, pero no porque tuviese los grados académicos más destacados —apenas terminó la secundaria—, sino porque sus discursos eran conversaciones con el pueblo.
Alejandro Gascón Mercado explicaba que él aprendió a hablar en público escuchando a doña Chonita, una señora lenguaraz de Aután, su pueblo nativo. Ella decía las cosas como son, sin más que añadir. No se preocupaba por las poses, sino por sus ideales. Lo demás, es decir, las cosas complejas, Alejandro las aprendió de manera autodidacta. Leyendo a Marx y Engels. Estudiando con su maestro Lombardo Toledano.
Por eso me parecen absurdas las ideas de algunos amigos de este pueblo que pretenden justificar la ausencia de los candidatos, sus candidatos, al debate organizado por El Regional. Muchos de ellos ni siquiera conocen el formato. Confunden el discurso de tribuna, es decir, la oratoria, con el arte de dialogar. Lo primero es impositivo. No hay lugar a la retroalimentación. Por eso hay tanto borrego. Lo otro es dialéctica.
Con todo, ellos no son los peores, porque independientemente de que no creo que ninguno sea el idóneo para gobernar. Repito: ninguno merece gobernar —sólo Dios es quien tiene ese derecho—, hay quienes son vacilantes y ladinos. Son zorros de la política. Su negativa a participar no es el de la debilidad del que se sabe ignorante; sino la arrogancia de no rebajarse por creer que los demás no están a su altura. Y en ese sentido, el fin justifica los medios.
Hace unas horas, antes de comenzar a escribir este artículo, recibí a una de las candidatas a la presidencia municipal que estará en el debate. Marisela Gómez González, de VIVA, vino a que le explicase algunos aspectos del formato del debate que no le quedaron claros. Y entre las sorpresas que me llevé, fue que para su intervención había consultado a uno de los candidatos a la alcaldía en la zona metropolitana de Guadalajara, no recuerdo si Tonalá y otro municipio aledaño. Venía sola después de haber tenido una reunión con su equipo de trabajo. Y he sabido que en el segundo día de campaña también tocó puertas sin ninguna compañía. Quizá su pequeña estructura y sus escasos recursos no le alcancen para hacer una campaña como los demás. Pero ha demostrado más dignidad que muchos.
Al pueblo de Ahuacatlán le digo que no se afanen por los candidatos y sus proyectos. Estamos en un tiempo en que el mundo cambia vertiginosamente. Y si nos toca ver otra campaña, otra elección, les aseguro que ya no estarán esos mismos que ahora andan tras los restos del despojo que nos han dejado los otros, los que ya se han ido, los que ya se van.
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