Francisco Javier Nieves Aguilar
La tuve entre mis brazos. Lloré. La contemplé extasiado tratando de adivinar sus rasgos en un futuro. “¡Ah no!; ¡Mi nieta seguro llegará a ser Miss Universo”, dije para mis adentros.
¡Está tan hermosa! Apenas tenía dos horas de haber visto la primera luz, pero yo ya la veía haciendo su pasarela, coqueta, garbosa; como su madre, como su abuela.
Hoy, les digo; mi cansancio y mi sueño atrasado no me dejan lugar más que para externarles mi inmensa felicidad por el nacimiento de mi nieta Ilsy Jackeline.
La historia de mi nieta había empezado a tejerse desde hace nueve meses; pero no fue sino hasta el pasado sábado 05 de marzo cuando por fin la pude tener entre mis brazos. Ahora soy un feliz abuelo.
Fue pues un fin de semana de experiencias y sentimientos nuevos. “Les aviso que ya vamos hacia el hospital”, nos dijo mi hija Erika. No hubo tiempo de nada. Presurosos, partimos de Ahuacatlán hacia Puerto Vallarta; nerviosos pero con una inmensa ilusión; la ilusión que propicia el nacimiento de un nuevo ser, de tu sangre.
A medio camino, Juan, mi yerno, nos envió un mensaje: “La bebé ya nació. Todo está bien. Gracias a Dios”.
Queríamos volar, pero la destartalada Explorer no daba para más. Solo nos detuvimos cinco minutos en “Lo de Marcos” para comprar agua y no se qué “burundanga”.
Llegamos a Vallarta a eso de las 10 y media de la mañana. Juan ya nos esperaba. Nos introdujo al hospital San Javier. Subimos a la segunda planta; traspasamos el pasillo hasta apersonarnos en el cuarto 108. Ahí estaba ya mi hija Erika, reposando y con su bebé por un lado.
Ansiaba ya abrazar a mi nieta, pero no fue sino hasta poco después cuando la pude sostener entre mis brazos. ¡Que chulada de bebé! ¡Linda como ella sola!, con su carita rosada, sus manitas de ángel, ¡Y muy piernuda!. Nomás al verla, lloré. No lo pude evitar. Ilsy es como una bendición, o una inyección de vitalidad. Así de simple.
Mi nieta nació exactamente a las ocho de la mañana con 38 minutos. Midió 52 centímetros y pesó tres kilos y medio. El doctor Humberto Aguirre Famanía –ginecólogo de mi hija— fue el encargado de traerla a este mundo, por cesárea.
El doctor Aguirre, por cierto, es un estupendo profesionista, en toda la extensión de la palabra. Siempre se mantuvo al cuidado de mi hija, orientándola, aconsejándola y suministrándole los medicamentos requeridos; y además, según nos cuentan, es muy humanista. Por eso la familia Nieves Aguilar y Nolasco Rojas agradecen profundamente su profesionalismo.
Ilsy Jackeline se convierte en la bisnieta número 66 de mi madre Geña, quien también se siente muy orgullosa con el arribo de un nuevo miembro en la familia; ¡Y ajúuuuuuuuuuuuuuua!
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