Antes de que comience a domar al toro metálico, busque uno del tamaño que le acople, de lo contrario será primario atender la técnica de ballerina o gigante en miniatura.
Una vez cubierto ese detalle, sosténgalo por esos cuernos llamados manubrio y pase una de las piernas sobre la montura sin previo calentamiento, no se requiere ser tan elástico para tal movimiento. En el siguiente paso, puede impulsarse con un ligero correteo o hacerlo en seco; ponga el pie correspondiente en la paleta (pedal) superior e impúlsela mientras incorpora el otro con agilidad, repita el movimiento de elongación y contracción cual experto caracol, pero formando círculos perfectos.
Es importante que en la marcha mantenga el equilibrio, siga la línea invisible que lo llevará a la rectitud del proceso, es posible que inicie con movimientos ondulatorios similares a un conductor automovilístico somnoliento o al briago zigzagueante, no desista, y si siente que conformará a la tierra o pavimento, utilice el freno de emergencia de época cavernaria o picapiedrezca estirando las zancas por gordas o flacas que parezcan.
Para su seguridad, es necesario colocarse un casco, sí, ese panal endurecido con almohadillas que se ajusta adelante del “cogote”. Hay varios estilos y colores, desde los que son similares a mingitorios hasta los futuristas con colita, de peinado tipo Astroboy. No interesa cuál use, lo importante es proteger la masa encefálica de cualquier golpe.
Raudo o lento, disfrute el viaje, ya sea que transite por vías verdes o por donde el smog es chiflado a través de cañones verticales. Sienta como su ropa y/o cabello galopa al ritmo del aire, y aunque para el segundo camino necesite una máscara tipo rostro de hormiga llamada antigas, disfrute, porque usted está colaborando para que la ciudad gris adquiera coloración, así que siéntase satisfecho de su acción.
Una vez que llegue a su destino, desmonte con cuidado, no olvide ponerle “la patita” para mantenerlo erguido, en caso de no tenerla, recárguelo en algún objeto y asegúrelo con un candado para evitar sorpresas innecesarias como donaciones involuntarias.
Si ha cumplido estos pasos y ha logrado circular exitosamente, puede ir escalando de nivel hasta conseguir un Master homogenizándose con la bicicleta sin tener similitud con el centauro. En este grado podrá volar y manejar sin necesidad de manos. Para mayor información y profundización del tema, favor de consultar el resto de los manuales, y por más fácil que parezca, no se confíe, tiene “su chiste” circular en bicicleta, siendo el arte de esquivar gigantes y “mentadas”. Antes de salir de casa, no estaría de más persignarse, bajar a todos los Santos habidos y por haber, para llevar “guaruras” invisibles que den un empujoncito hacia el camino del retorno asegurado.
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