AHUACATLÁN.- Basta una seña del rejoneador para aprontarse al pie del anillo de madera. Voltean a verse entre sí. Se saludan con un ademán, y al escuchar la voz del cabo, todos saltan al ruedo, desafiantes, como si no midieran el peligro. Los ocho forcados forman una hilera y esperan el momento adecuado para hacer “la pega”.
Para enfrentarse a un toro se requiere de valor, ¡mucho valor! Derribarlo a cuerpo limpio, fuerza y pericia. Ambas cosas tienen los forcados. Literalmente “agarran al toro por los cuernos”.
Esta es una de las “suertes” que más gusta a los aficionados a la fiesta brava, en Ahuacatlán; y hasta pudiera decirse que ya es una tradición: Combinar el arte del toreo a pie y complementarlo con el de a caballo, espadas, rejones ¡y forcados!
En la Plaza de Toros El Recuerdo hay un grupo que se ha ganado a pulso el cariño de los aficionados: Los Forcados Mazatlecos, ¡Puro temple!, ¡Valor en grado superlativo!.
Para los taurófilos no es desconocido que los Forcados Mazatlecos son hombres intrépidos que saltan al ruedo con el afán de someter a un toro capaz de levantar un auto con su cornamenta, La mayoría de las veces los tira, como si fueran pinos de boliche.
El toro es liberado con los cuernos cubiertos de cuero y enfurecido por los rejoneadores. El líder del grupo se coloca frente al animal y se deja embestir, mientras sus compañeros colocados en fila detrás de él, tratan de someterlo; aunque algunas veces se necesita más de un intento para lograrlo.
Al final, los raspones y las fracturas que sufren estos atrevidos forcados, las reciben con gusto, debido a que la mayoría de ellos, lo hacen por amor al arte y a los toros. La recompensa es la ovación de los espectadores.
“Los forcados se añaden a la belleza del Festival de Corrida de Toros, esto es una de las mejoras cosas de las corridas de toros”, diría alguna vez nuestro amigo José Luis Casas.
La agrupación se integra por 16 elementos, pero de acuerdo al Reglamento, son ocho los que entran al ruedo.
Constantemente se someten a entrenamientos utilizando para ellos artefactos que simulan al toro, empujado por cuatro personas. El de mayor rango es nombrado Cabo, pero para ello es sometido a votación de sus elementos; y es él quien dirige las acciones, los movimientos, el que da órdenes en qué momentos entrar; y no necesariamente tiene que ir al frente, sino que también puede hacerlo atrás; aunque generalmente es el que da la cara; a los demás les llaman “ayudas”, mientras que el de “la cola” se le nombra “Forcado de rayas”, quien es el que sostiene precisamente la cola del toro después de haberlo sometido.
Los Forcados también tienen que hacer cumplir los reglamentos. Y así por ejemplo, deben de entrar hasta que se cumpla el segundo tercio – es decir, el de las banderillas -, además de que solo se les da la oportunidad de tres intentos para someter al animal…
La edad de los forcados oscila entre los 17 y los 28 años; no por razones de actitudes físicas, sino porque no reciben un sueldo por su actuación y, por lo tanto tienen que dedicarse a otras cosas.
El peligro es grande; y no son pocas las veces que han salido corneados… Los cuernos entran limpiamente, como cuchillo; es como si les clavaran un tubo porque está despuntado y rompe lo que va atravesando. ¡Son los gajes del oficio!; y son los forcados mazatlecos los que se estarán presentando nuevamente en la plaza de toros El Recuerdo, el próximo 04 de octubre.
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