Antes del 29 de marzo el candidato del PRI tendría que lidiar con la herrumbre que dejaba el gasolinazo y los crecientes escándalos de corrupción de gobernadores de este instituto político en otros estados. Tal vez hubiera salido bien librado de no ser por la intervención de los Estados Unidos de América que, desde 2013, le seguían la pista al fiscal de Nayarit, Edgar Veytia, esperando el momento propicio para su detención.
La coyuntura llegó el lunes 27 de ese mes. Aunque el boom se daría al tercer día por la mañana. Los nayaritas despertamos con la noticia viralizada en las redes sociales. El declive inició, y desde entonces la animadversión contra el gobierno en turno fue capitalizada por el Grupo Álica que vio en esto la oportunidad para promover el voto en contra de su principal oponente.
La remisa respuesta a la detención del fiscal, a un tajante deslindamiento, e incluso a ir a la ofensiva del propio sistema, fueron abonando al descrédito del precandidato del Revolucionario Institucional, quien se distrajo más en promover la unidad de un partido fragmentado por disputas internas en los diferentes municipios, que en dar una contestación satisfactoria a quienes todavía no se comprometían con ningún proyecto político.
A principios de mayo pasado, días antes al arranque de campaña, tuvimos en nuestras manos una encuesta de una prestigiosa consultora nacional que ponía al candidato Antonio Echevarría García 15 puntos porcentuales arriba de Manuel H. Cota Jiménez. Hoy, Reforma publicó su estudio dándole 4 puntos más a la Alianza Juntos Por Ti. Lo cual puede ser explicado por la penetración política que logró alcanzar Raúl Mejía y Miguel Ángel Navarro Quintero, quienes lejos de atomizar el voto de la alianza PAN-PRD-PT-PRS, menguó la de la otra alianza, “Nayarit de Todos”.
Si bien en el primer debate el candidato del PRI salió bien librado, a Antonio Echevarría, quien duró dos días enclaustrado para prepararse, el formato no le afectó como lo esperaban sus contrincantes. Para el segundo encuentro el Grupo Álica acertó en que el formato – más abierto – podría poner en un peligro a su candidato. No fue, y supieron manejar bien el asunto mediático al especular con varias premisas que pusieron en entredicho la organización de un debate que, a decir verdad, se atuvo a las reglas que emite el INE (Instituto Nacional Electoral).
Por otro lado, el espectro de aquellos ciudadanos indecisos probablemente se movió una vez que palparon que uno de los dos punteros podría suceder al actual gobernador Roberto Sandoval, que, dicho sea de paso, cada vez le jugaba una mala pasada a su partido por querer imponer a sus candidatos y una manera de operar políticamente inútil, que no incorrecta, en una era dónde todo se registra y todo queda revelado.
Es el voto útil, el voto diferenciado, y el voto de castigo lo que por el momento, y mientras no ocurra otra cosa – un nuevo descubrimiento lo cambiaría todo –, colocan al Grupo Álica al frente de próximo gobierno del estado. ¿Se cumplirá la profecía de que, así como en el pasado al PRI nada le ganaba, a los Echevarría nadie los detendrá?
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