Jala es un pequeño pueblo encantador y seguro. Tan pronto como se entra en él podemos percibir la remembranza del siglo XV. Es un poblado muy limpio y bien conservado que muestra sus viejas “Casonas” por doquier. Aunque probablemente lo que más llama la atención es la cantidad de iglesias que existen en proporción al tamaño del lugar.
Como pueblo, es un lugar muy lindo para relajarse, el cual se puede recorrer caminando o bien disfrutando de un rato de quietud desde una de las bancas típicas en la tradicional plaza, a la sombra de árboles muy viejos que fungen como gendarmes del tiempo desde hace cientos de años.
Es recomendable visitarlo temprano por la mañana; es visita obligada el mercado local, donde podemos encontrar una gran variedad de productos de maíz – hay que recordar que Jala, es un lugar famoso por sus plantaciones de maíz – y cada año se celebra la “Feria del Elote” en donde se desarrolla una competencia para obtener los “elotes más grandes de la cosecha”.
Después de caminar y explorar el pueblo, un tejuino frío es recomendado… El tejuino es una bebida típica a base de maíz fermentado que se sirve con limón, bicarbonato de sodio y sal; o si así lo prefiere puede adicionar halado de limón; un manjar muy mexicano que data de nuestra cultura gastronómica ancestral.
Contiguo a Jala está el pueblo de Jomulco. Tal pareciera ser el mismo pueblo – pues lo único que lo divide es un letrero que se encuentra en la calle que dice: “Bienvenido a Jomulco” -.
Para fines prácticos parece una sola población, sólo que a los locales no les gusta la idea y han sido rivales por muchas generaciones. Jomulco es bien conocido por sus muebles rústicos, hechos a mano; vale la pena admirar este trabajo artesanal.
En muchas de las calles se puede observar a mujeres trabajando fuera de sus casas, sentadas en la banqueta, viendo a sus hijos dentro de la casa, mientras ellas atan y cosen fibras naturales que más tarde servirán como respaldo de una silla o una cabecera para una cama; y mientras las mujeres realizan toda la costura, los hombres desarrollan el resto del trabajo – carpintería – en pequeños talleres.
Como parte del misticismo del lugar, Jomulco es conocido por sus “Brujos” que hacen “Limpias” – limpiezas espirituales – con el objeto de alejar cualquier mal espíritu alrededor suyo. Los remedios medicinales abundan en el lugar.
Tanto en Jala como en Jomulco es común ver a algunas amas de casa vender antojitos, como duritos, pepinos, cacahuates miniatura, jamaica, jícamas, mientras que en otros domicilios se acostumbra aún la venta de pozole, tostadas, sopes, Etc.
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