Juan Luis, de 24 años, viajaba al lado de su papá en un autobús. Parecía extasiado mirando a través de la ventana. En eso se le escuchó gritar:
- ¡Papá, mira los árboles como van corriendo detrás!
Don Jacinto, su padre, sonrió, pero la escena fue avistada por una pareja de jóvenes que se encontraban a un metro de ellos.
Estos se miraron entre sí y pensaron que la exclamación de Juan Luis obedecía a una conducta infantil.
Algo murmuraron y a uno de ellos se le escuchó decir que Juan Luis ya estaba viejo como para andar diciendo eso.
De pronto, Juan Luis otra vez exclamó:
- ¡Papá, mira las nubes están corriendo con nosotros!
La pareja no pudo resistirse y enseguida le dijeron a Don Jacinto:
- ¿Por qué no lleva a su hijo a un buen médico?
El anciano sonrió y respondió:
- Ya lo hice y apenas ahorita estamos regresando del hospital. Mi hijo era ciego de nacimiento, y hoy por primera vez puede ver.
La pareja se quedó estupefacta, sorprendida y visiblemente avergonzados. Se le vio atragantados por la confesión de don Jacinto.
Cada persona en el planeta tiene una historia. No juzgues a la gente antes de que realmente la conozcas. La verdad puede sorprenderte.
Discussion about this post