EL TORREÓN.- El martes lo vi por última vez. Su estado de salud era en verdad bastante crítico. Treinta horas después recibí la noticia: “Acaba de fallecer”, me dijo una de sus hijas.
El suceso desde luego ocasionó mucha congoja a la familia. Lo habíamos conocido hace pocos meses, pero desde un principio cultivamos una amistad sólida y de respeto.
“Me llamo Hipólito, pero todos me conocen como el Pollo y somos de El Torreón”, recuerdo que me dijo. Sus hijos e hijas asintieron dejándonos una buena impresión desde entonces.
Hombre hacendoso, don Hipólito Ocampo era una persona sencilla en grado superlativo; ocurrente, chirigotero, pródigo y generoso. Experto en el cultivo de la caña de azúcar y era uno de los principales productores de este tallo en la región.
Nos veíamos tres veces por semana, en la Unidad de Medicina Ambulatoria del Seguro Social, en Tepic; martes, jueves y sábados. La última ocasión que lo miré en ese sitio fue hace alrededor de 12 días. Luego supe que había sufrido una complicación y que estaba internado en una clínica particular de Guadalajara, Jalisco.
El martes anterior supimos que se le había trasladado a la clínica uno del seguro social. Fue recibido en urgencias; y, sabiendo de su crítico estado de salud decidimos ir a verlo, pese a que nuestras condiciones no eran óptimas.
El guardia de urgencias fue comprensivo. Me permitió el acceso, sabiendo quizás que eran las últimas horas de “Don Pollo”. Cama 25. Un enfermero me orientó y me solicitó ponerme un cubre bocas, un gorro, guantes y bata.
Lo avisté recostado en su cama, con mascarillas, sueros y otros implementos médicos utilizados para pacientes graves.
Por sus condiciones sabía que no podía emitir palabras; pero sí reconocía voz e identidad. Por eso traté de “cotorrear” con él, como lo hacíamos en la UMMA. Al menos en tres ocasiones logré verlo sonreír. Mecí su pelo suavemente, toqué su frente caliente y me despedí de él… Treinta horas después supe de su fallecimiento.
A su esposa, a sus hijos y demás familiares les enviamos desde este rinconcito nuestro más sentido pésame, deseándoles fortaleza en estos momentos dolorosos de la vida. DESCANSE EN PAZ.
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