Francisco Javier Nieves Aguilar
Las hay altas o chaparras, llenitas o delgaditas, güeras, morenas o blancas, alegres, simpáticas, y en fin.
Es el caso de las secretarias; las meras “chidas” de las oficinas… Un teléfono, un recado, un secreto; ingredientes indispensables para ser lo que son, como Zoila y como Celina, de Ahuacatlán; como Mely y como Bere, de Amatlán de Cañas; como Rosario y como Lupita, de Ixtlán; o como Rosy y como Lety, de Jala.
“Lo primero es tener muy buen carácter y una magnífica presentación”, dice Zoila, eficiente secretaria del ayuntamiento de Ahuacatlán.
“Disciplina, puntualidad, una sonrisa, siempre de buen humor y también siempre de prisa”, señala por su parte Lupita.
Capaces de resolver cualquier dilema, como Mely, quien tiene que ingeniárselas constantemente para no “poner en mal” a su jefe, el presidente municipal de Amatlán de Cañas.
¿Qué pasaría si un día no llegara la secretaria?; “Me regreso a mi casa; no hay vida sin ellas”, apuntó el director de una dependencia de la presidencia municipal de Jala; “A veces no te das cuenta cuántas llamadas entran, cuántas te batean, cómo te ayudan”, dijo en tanto Tomás, de la presidencia de Ixtlán.
Mientras, el director de una corporación policiaca comenta: “La secre es la que organiza, la que ordena; bueno, ordenar, no de mandar, aunque a veces sí nos manda a todos… ¿Cuáles son las características de una buena secretaria?, pues que tenga 90-60-90, jajajajajaja; no es cierto, que sean discretas”.
¿Y qué piden las secretarias de sus jefes?; “Que vea en la secretaria no sólo a la empleada, sino a un ser humano –argumentó Paty, de una empresa editora–; si no hubiera jefe tampoco habría secretaria; hay que ser el brazo derecho”.
Fiel compañera, amiga y confidente; así debe ser la secretaria. A ellas, a todas las secretarias, a aquellas con las que hemos entablado contacto, nuestras más sinceras felicitaciones hoy que festejan su día, ¿Qué invitan eh?
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