Report-Arce
La idea surge del profesor Pablo Torres Sánchez, cronista municipal que semanas antes, dentro del quiosco en una tarde tranquila, esbozó la idea, la cual me gustó. Recibo la invitación para que formalmente asista a la primera reunión para la “Cruzada de la Cápsula del Tiempo”.
Estamos presentes como 40 personas que con entusiasmo acudimos al llamado al salón del comisariado ejidal, por la calle Silvestre Moya.
Días antes fui testigo de las invitaciones que se enviaron a organizaciones sociales, sindicatos, partidos políticos, asociaciones, comercios y mucho más. Mi primera pregunta que me deja en duda, ante un acontecimiento que nos une como pueblo histórico, ¿por qué hay tanta apatía de participar?
Está presente el presidente municipal José Antonio Alvarado; el profesor Crispín Parra, encargado de la Dirección de Arte y Cultura; el encargado de deportes; Roberto Parra Díaz , regidor y presidente de la comisión de cultura y deportes; el encargado de deportes Juan Carlos Zúñiga y el cronista municipal profesor Pablo Torres Sánchez.
Estamos escuchando, interesados de los pormenores de la convocatoria, de las bases y el sentido de esta cruzada. La idea es contar con una colección de recuerdos del año 2017 y en un acto principal y especial, cumbre, se llevará a cabo, afuera del CENIX, el cerrar en una cápsula de metal, hermética y esterilizada para que dentro de 50 años se abra y que las generación en ese tiempo futuro tengan a bien abrirla y que conozcan lo relevante de nuestra vida como municipio, qué objetos utilizábamos, fotografías de equipos de futbol, de personal de bancos o comercios, documentos personales o poemas, libros de historia, de investigaciones.
Todo lo que queremos que trascienda como una botella de recuerdos lanzada al mar del futuro, donde vaya la fotografía exacta de cómo éramos y cómo vivíamos. De nuestros sueños y nuestras desgracias, de lo que nos duele, las lágrimas y las risas de los triunfos como ciudad, del caos vial, del desempleo y de nuestras escuelas; de las respiraciones, latidos, de las pobrezas de espíritu y nuestras fortalezas, la música y desvelos, lo que nos acontece en este año que festejaremos el Centenario de nuestro estado pequeño en geografías, pero grande en el amor a su tierra y su cielo, sus aguas y sus montañas: Nayarit, tan dulcemente amado.
Una fotografía cabal, más allá de los esquemas, prejuicios, estigmas y demás demonios. Tender la mano, el puente de lo que trata la vida, sus esperanzas a pesar de los años negros y blancos, de los agravios y sus complicaciones; de las inclusiones y las complejidades; de los retos, de las victorias y derrotas, de cómo nos enamoramos y cómo se rompe fácil una historia.
Una ciudad que se abre como un vuelo de paloma que alcance sus alas de alegría por vivir para contarles a los que tendrán la dicha de abrir la cápsula, que estamos felices de mostrarles la casa colectiva, que aunque ya no estamos, seguiremos como el humo en el valle y agua lenta en los dos ríos que nos abrazan.
Agradecerles porque serán las semillas fertilizadas, las que sembramos con grandes ilusiones y pedirles perdón por lo que no quisimos, no pudimos hacer el esfuerzo de lo mejor, de lo que ameritaba… Continúa mañana.
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