Las familias resienten la disminución de los envíos de dinero desde Estados Unidos.
AHUACATLÁN.
No hace falta ser un experto en economía para notar la notoria disminución de las remesas en Ahuacatlán, ahora catalogado como «Pueblo Mágico».
Este fenómeno, que afecta directamente a muchas familias que dependían de los dólares enviados por sus familiares desde Estados Unidos, refleja una realidad cada vez más difícil para los migrantes.
La crisis económica en Estados Unidos ha sido el principal factor detrás de esta reducción.
Los paisanos, quienes antaño enviaban con regularidad apoyo económico a sus seres queridos en México, ahora enfrentan serias dificultades para cubrir incluso sus propios gastos básicos.
Los «biles», como ellos mismos mencionan, no dan tregua: renta, gasolina, agua, luz, alimentos, medicinas y otros pagos esenciales hacen que «se las vean negras».
En años pasados, era común que una familia en Ahuacatlán recibiera hasta 300 dólares cada dos semanas. Sin embargo, hoy en día, ese monto ha disminuido a 200 dólares o menos, lo que representa un duro golpe para su economía familiar.
Además, muchos migrantes deben enfrentarse a la escasez de empleo en Estados Unidos, agravando aún más su situación financiera.
El impacto de esta reducción en las remesas no solo afecta la economía doméstica, sino también la dinámica social de Ahuacatlán, donde las remesas han sido históricamente un soporte clave para el bienestar de las familias y, en muchos casos, para la manutención de pequeños negocios.
A medida que esta problemática avanza, las familias locales esperan con ansias que las condiciones mejoren, tanto para sus seres queridos en el extranjero como para ellos mismos, quienes hoy enfrentan un panorama más incierto.
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