Un grupo de exalumnos de la licenciatura en turismo nos reunimos en Tepic para conmemorar más de cuatro décadas de haber egresado, en un emotivo encuentro lleno de anécdotas y nostalgia.
El reloj marcaba una cita ineludible en la segunda planta del restaurante «La Ola» en Tepic.
Mi amiga Chutis y yo fuimos los primeros en llegar, ansiosos por revivir aquellos momentos compartidos con nuestros compañeros de la generación que, hace 43 años, culminó la licenciatura en turismo.
El tiempo transcurría después de una maña lluviosa en la capital nayarita; pero la emoción por este reencuentro se mantenía intacta.
Aquel espacio había sido reservado a nombre de Elvia de la Rosa Pacheco, quien pronto llegó para dar inicio a este nostálgico festejo.
Poco a poco, las demás compañeras fueron haciendo su aparición: La chutis y Gris a mi lado, las hermanas Silvia y Chelita frente a mí, y cerca de nosotras, Natalia Romero, Juanita Huizar, Carmen Casillas y Marta Miramontes. Luz, Alma y Martha Hernández, , sin faltar Velia y Vicky, entre otras.
Desafortunadamente, los varones no pudieron acompañarnos esta vez, lo que me dejó rodeado por un grupo de mujeres con las que compartimos risas, recuerdos y la inevitable melancolía por los que ya no están con nosotros, tanto maestros como compañeros que se adelantaron en el camino.
Entre bocados de mariscos, revivimos anécdotas pretéritas y nos permitimos una que otra broma, fortaleciendo una vez más ese lazo que nos unió hace más de cuatro décadas.
A pesar de las ausencias notables como la de Hugo, Chalío, Domy, Marisela, Maye y Vicky Ayón, por citar a algunos, la reunión transcurrió en un ambiente cálido y lleno de camaradería.
Nos despedimos con la promesa de volver a vernos pronto, quizás a finales de este mes, en el sólido sur del estado, un nuevo encuentro que ya espero con ansias.
Este tipo de reuniones no solo renuevan amistades, sino que también nos recuerdan la importancia de valorar cada momento compartido.
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