El concierto fue un éxito Juan Gabriel. Pero escucha lo que Alberto Aguilera te quiere decir, porque no te puedes seguir engañando. Tuviste que sentarte en varias ocasiones; y te fue difícil subir las escaleras. Pero por ahora quédense en silencio. Cierren los ojos por un momento. Recuerden que tienen encima otro compromiso más en El Paso, Texas. Será mejor que les des tiempo a tu amigo Alberto para que atienda su jaqueca, se meta a la ducha y se recueste un momento.
- Alberto: No. Yo solo necesito un médico en Texas para que me revise. A estas alturas solo pienso en la gratitud que le debo a Juan Gabriel. Él ha sido lo más importante para superar los reveses que las circunstancias de la vida me impusieron. Ha sido el baluarte desde que mi madre murió. Nada más permíteme amigo mío hacer unas llamadas para prepararlo todo.
- Juan Gabriel: ¿Tengo miedo de que aquí se acabe todo? Aún te falta mucho por hacer. Y si de agradecimientos hablamos, yo te debo más. Tú me creaste. A ti te debo lo que soy y lo que llegaron a ser otras muchas personas que también han alcanzado la fama.
- Alberto: Deja la preocupación. Sin ti no podría haber logrado mi sueño. Tener todo lo que tengo. Aunque por lo visto de nada me servirá dentro de poco. Es cierto que no te dejaré nada material. Pero lo más importante será tuyo. Porque tú podrás perdurar en el tiempo. Al menos por varias generaciones tu nombre se seguirá recordando. El mío, el mío nunca ha importado.
- Juan Gabriel: Me hablas como si ya no nos fuésemos a reencontrar. Como si esta fuera la despedida.
- Alberto: No seré yo quien lo decida. Pero me siento mal. Y creo que a ti te tocará cumplir con mi última voluntad.
- Juan Gabriel: Supongo que no debo ser egoísta. Sé que desde hace tiempo quieres descansar. Pero en cierta manera tu sentido de la responsabilidad, esa que adquiriste forjándote un camino propio desde que sorteaste la ausencia de tu padre, el abandono de tu madre, las lapidaciones de amigos y familiares, traiciones y desventuras, todas esas cosas que padeciste desde la infancia, te han hecho un hombre de entrega. Admítelo, a nosotros lo que nos ha sostenido es el amor de la gente.
- Alberto: Si esta es la última, mi querido amigo, te pido que se siga respetando mi privacidad. Tú más que nadie sabes que prefiero la soledad. Y conoces muy bien ya a quienes deben hacerse cargo de que yo me reencuentre con mi madre en la sepultura, y de que tú sigas con vida. ¡Larga vida para Juan Gabriel!
- Juan Gabriel: En eso sí tengo duda. Porque tú amas a tu madre profundamente, pero no olvidas la ciudad que te vio crecer, dónde me gestaste, dónde conociste a Juanito, tu padre adoptivo. Dónde viviste con Meche, la que alimentó tus esperanzas. ¡Y qué decir de la ciudad dónde conocimos a tantos amigos! La gran capital de México donde grabamos y cantamos, la que nos dio la oportunidad de llegar a la cumbre.
- Alberto: No hay que darle tanta importancia a eso. Tú sabes que ni Parácuaro, ni Juárez, ni en el DF. quedará algo de mí mientras tú sigas viviendo. Yo viviré en ti, y tú en México, en Latinoamérica y en el Mundo, dónde tú estés, allí seguirá una parte de mí.
- Juan Gabriel: Sea así Alberto. Entonces duerme. Descansa. Que así lo quisiste desde aquel día que compusiste tu primera canción…
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