Hace tiempo leí LEYENDAS HISTORICAS de Don Ireneo Paz, en el cual describe las acciones de Manuel Lozada, “El Tigre de Álica” y hombres y mujeres que giraron en torno a este controvertido personaje, fusilado en el cerro de los metates el año de 1873.
¿Qué les parece si nos traslademos al Siglo XIX?, al año de 1859 al Pueblo de Atonalisco, lugar de residencia de la Dolores y su madre. La Dolores es novia de Praxedis Núñez, bandolero de la época; sus correrías las realizaba en los alrededores, pero además, a la Lola la asediaba Ramón Galván, que también hacía sus desmanes al lado de Manuel Lozada.
La Dolores, don Ireneo la describe así: Indita primorosa, ojos grandes y expresivos, boca pequeña y graciosa, labios finos y encendidos, abundante cabellera. Vestía enaguas encarnadas y camisa siempre muy blanca rodeándole el seno con sus negros bordados los cuales aparecían medios cubiertos con su rebozo de algodón.
Una Tarde llega Praxedis a la casa de Dolores y ésta al verlo se sorprende porque no lo esperaban. Él, como todo enamorado le expresa que no puede estar muchos días sin verla. Pasa y saluda a la madre de ésta que estaba en la cocina y una vez que lo saluda, le pregunta si ha hecho dinero. Él responde que el necesario para mantener a su gente pero ha obtenido muchos animales, aunque sólo podrá vender cuando venga alguna tropa a Tepic, y eso por segundas manos por los enemigos que tiene.
La Dolores insiste el por qué de la visita: “Sabes que te busca Galván y ha jurado matarte, y además lo grita voz en cuello que va a raptarme. A lo que Praxedis le contesto:
– Yo también lo traigo en la mira; él mató a mi padre y he de vengar su muerte. Creo que deben salirse pronto de aquí.
Praxedis comió unos tacos, ordenó le ensillaran su caballo y lo llevaran al oscurecer allí a la casita de su novia. Tenía presentimientos, pues al llegar al pueblo le habían dicho que a Galván lo habían visto el día anterior con una fuerza considerable.
Apenas hacía media hora que le habían llevado el caballo y lo había atado él mismo en una tranca del corral y estaban sentados en el batiente de la puerta en amena charla, cuando hace acto de presencia Galván y se suscita un tiroteo entre las gentes de los dos bandos.
Praxedis ordena a Dolores y a la madre de ésta que escapen por el corral rumbo a Tepic, y que él las alcanzará más tarde, y agregó: “ya verán que todo se arregla, pues contigo he de casarme nos veremos dentro de un rato por el arroyo, pero caminen lo más lejos que puedan, nosotros nos entretendremos aquí un poquito de tiempo”.
Después de varios esfuerzos inútiles en que la gavilla de Galván tuvo que sufrir mucho, pues recibió el fuego a quemarropa, éste ordenó se suspendiera mientras hacía que parte de su fuerza rodeara el terreno para atrapar a Praxedis por la retaguardia, pero éste había abandonado el campo protegido por la oscuridad. Encabritado Galván ordenó se fusilaran a tres prisioneros que había hecho a Praxedis.
Al día siguiente Praxedis escoltó a su novia y a la madre de ésta hasta ponerlas en el camino de Tepic, vaciando en el rebozo de la última una víbora de cuero llena de onzas de oro, indicándoles que les mandaría más dinero para que nada les faltara.
Las mujeres se resistían, pero al fin se despidieron. Enseguida Praxedis se hizo a un lado del camino solamente para pasar allí la noche, porque estaba rendido de fatiga.
Muy de madrugada, cuando abrió los ojos lo primero que vio fue un grupo como de sesenta soldados que tenían las armas embarazadas. El oficial se adelantó y lo hace prisionero. Galván lo había denunciado.
Se le montó en un mal caballo, bien atado de los brazos a la espalda y se lo llevó en medio de la escolta hasta la cárcel de Tepic. Los habitantes se regocijaron considerando que la detención de Praxedis contribuiría a que terminara el bandidaje que los tenía tan azorados.
Entonces llovieron al Juez del proceso pruebas testimoniales, siendo acusado Praxedis de treinta asesinatos y de más de cincuenta robos es despoblado, así como de otros tantos asaltos a mano armada de fincas. Se le condenó a muerte y se le puso en capilla.
La Dolores, sin derramar una sola lágrima rondaba día y noche cerca de la cárcel hasta hacer amistad con Lucifer, uno de los soldados que vigilaban al preso, y logra convencerlo mediante soborno para qué Praxedis escape. Le sugiere a Lucifer que compre mucho vino para los guardias indicándole que él permanezca sobrio, y le entrega sólo para él unas onzas de oro.
A las doce de la noche es el cambio de guardia, a esa hora – le dice Dolores – estará Domingo, mi hermano con caballos de los cuales uno es para ti, Lucifer para que te integres al grupo de Praxedis. Praxedis saldrá por el postigo, al fin y al cabo a esas horas por haber ingerido bastante vino, todos estarán dormidos, y le ofreció otras dos onzas a cambio de que Praxedis salga bien librado.
A las once y tres cuartos Dolores se acercó de puntillas al cuerpo de guardias; todos dormían; sólo un soldado se acercó a ella y le hizo una señal poniéndose un dedo en los labios. A las doce se relevaron los centinelas, salían dos hombres descalzos y de puntillas por entre los soldados. Uno de ellos dio un beso a la Lola, era Praxedis, librado de la muerte.
Praxedis le dice a Dolores se vaya pronto y él después la buscará y se montó en uno de los caballos que se le tenían dispuestos, en otro montó Lucifer el soldado. Domingo el hermano de la Lola ya estaba montado lo mismo que el mozo que había tenido los caballos de la brida, así salieron los cuatro de Tepic.
La autoridad, que fue la última que supo lo que había pasado, mandó que se le siguiera a eso de las ocho de la mañana, cuando el prófugo estaba a diez leguas de distancia. La noticia de la fuga de Praxedis sorprendió a Galván que ya contaba con tener un enemigo menos.
Praxedis tan pronto estuvo en la sierra, tuvo un pensamiento: dirigirse a San Luis donde estaba Lozada, pero le llegó la noticia de que se encontraba allí también Ramón Galván, con mando de fuerza, por lo que desistió de tal pensamiento enviando a su cuñado Domingo para que en su nombre fuera con Lozada y le notificada que estaba libre y que estaba a sus órdenes.
Domingo se presenta ante Lozada quien ya tenía noticias de que Praxedis se había escapado de la cárcel, y le comenta los deseos de Praxedis de unirse a sus fuerzas, agregando que si él no lo hizo personalmente es porque se enteró que allí estaban Galván, quien inclusive ha jurado robarse a la Dolores.
– Dile a Praxedis – le expresa Lozada – que estás bien, que no se quede por ahora ni en Atonalisco ni por aquí cerca hasta que yo lo llame. Dile que queda libre para sostenerse como pueda, mientras viene al servicio de las armas.
Al saber Praxedis que Galván marchaba para Tepic tembló por Dolores, que ya ni allí podría tener ninguna seguridad. Domingo se ofrece ir por ella y le sugiere a Praxedis que se casen para que así se le quite a Galván todas las tentaciones. Praxedis argumenta que no tiene dinero para ello y que además, no hay un pueblo en que se pueda hacer tranquilamente los festejos del matrimonio, ni la suficiente confianza en Lozada a quien quiero convidarlo de padrino.
Acordaron que Praxedis, Domingo y tres hombres más, de los que mejor sabían montar a caballo se dirigieran a Tepic procurando entrar aquella noche. Los cinco hombres llegaron a la casa que ocupaba la Dolores y su Madre. Tocan a la puerta, y abre la Dolores:
– Virgen Santísima ¿Ustedes aquí?
– Ahora – dijo Praxedis – como debes considerar no podemos amanecer y tenemos que volver a salir de Tepic esta misma noche, nos iremos a la casa de Atonalisco.
Por sus acciones sangrientas, Praxedis se puso al servicio de Lozada quien lo nombra Comandante de Atonalisco, se realiza así su sueño dorado. Ya juntos Praxedis y Dolores y para tranquilizar el ambiente, deciden casarse e invitan a Manuel Lozada, sea el padrino de bodas, éste acepta.
De Tepic llevan la orquesta, el aguardiente es de Puga, todo esto se desarrolla en la Plazuela de Atonalisco, donde se bailó el mariachi, un baile que se desarrolla sobre tarimas.
Pero estando el matrimonio ya establecido, Lozada le da una comisión a Praxedis por la que tiene que ausentarse por un tiempo. Galván se da cuenta y como venganza, con su grupo de hombres se hace presente en casa de la Dolores a quien por la fuerza la hace suya.
Al regresar Praxedis, se entera de lo sucedido y arremete contra Dolores por haberse entregado a Galván, su rival, sin escuchar los argumentos de Dolores que le dice que Galván se presentó con su gavilla. Praxedis le reclama el porqué no uso la pistola para evitar la violación.
– Te quiero – le decía la Dolores a Praxedis – esto no fue culpa mía.
– No puedes ser ya mi mujer – le grita irritado Praxedis – yo no puedo perdonarlo -. Sacó la pistola y dio muerte a la Dolores, la mujer que lo había salvado de ser fusilado. Se fue luego en busca de Lozada, su padrino de bodas para acusar a Galván de su fechoría. El Tigre de Álica pausadamente le dijo “Olvídalo ahijado, te volveré a apadrinar”.
Encabritado Praxedis, se cambió de bando, se fue a afiliar con Corona, enemigo del Tigre. La suerte de Lozada ya estaba echada Praxedis y un tal Ceballos, le siguen los pasos y se dice que en Huaynamota al tigre lo apresaron.
Praxedis concluyó su venganza, a Galván lo siguió y lo acorraló hasta arrojarlo a unas barrancas, vengando así la muerte de su padre y de su amada Dolores, quien lo había salvado del paredón… escanio7@hotmail.com
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