CACAULTÁN
Siguiendo los ordenamientos del alcalde, varios empleados del Ayuntamiento que se encuentran comisionados a los departamentos de alumbrado y aseo público realizaron labores de limpieza y renovación de lámparas; esto es con miras a las fiestas patronales que se celebran en esta apartada comunidad de la geografía de Ixtlán y las cuales llegan hoy a su fin con una serie de eventos artísticos y culturales, sin faltar su jaripeo y baile.
Mujeres barriendo el atrio, hombres repintando el templo, los jóvenes adornando el altar. Todo mundo en acción. Y la fecha es justo este día: Jueves de Ascensión.
¡Es día de fiesta!, de misas tempraneras, de luces y cohetes, de ciruelas y mojiganga, danzas, jaripeos y muchas otras cosas más.
Las muchachas de tranzas largas y los hombres de bota y sombrero inundarán hoy sus callejuelas. El borlote en la cancha del lugar estará en grande; y el corral de toros se alegrará con el emocionante jaripeo al estilo campirano, con música de banda, cerveza bien helada y esos antojitos mexicanos a los que todos somos proclives.
Las fiestas estarán encabezadas por las autoridades municipales representadas por el alcalde, Juan Parra “El Charranas”, así como por el presidente del Comité de Acción Ciudadana y el Juez Auxiliar, además de su Reina recién coronada, en una ceremonia especial.

El festejo de hoy, en Cacalután, se realiza en honor del Señor de la Ascensión –conocido mejor como “El Señor de Cacalután”–, del cual se dice es un santo muy milagroso y muy venerable, principalmente entre el gremio de los campesinos.
A la fiesta llegan gentes de todas las rancherías aledañas; desde Platanillos, pasando por Los Mezquites y El Aguacate, hasta Los Sauces y La Higuerita. Pero también acuden familias de Ranchos de Arriba y de San José de Gracia, San Clemente y El Terrero, Méxpan y por supuesto de la cabecera municipal.
Todo inicia con el tradicional novenario; pero la “fecha clave” es justamente hoy, cuarenta días después del Domingo de Resurrección como es la costumbre…
La gente viste sus mejores galas y con su peculiar estilo fraternal sus habitantes reciben a todo mundo con los brazos abiertos, ofreciéndoles comida gratis, en un ambiente pueblerino e ideal, ¡como ya lo quisieran muchos!
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