Por la ruta de la historia
Corresponde asistir a la colocación de placas por el rumbo del famoso Barrio del Camote a suroeste de la ciudad. Los jueves baja el ritmo del tráfico y el comercio. Es por la Eulogio Parra y Mercado donde se ubica la tienda El Nopal, con una característica que la hace única, un verso satírico de lo que significa la conveniencia.
Saludamos al doctor Calixto Villanueva y a su señora esposa Irma, que son los que actualmente administran, pero es una farmacia homeopática. Nos acompaña el doctor Juan Manuel Ávalos Salinas pensando en sus inventos para que este rato sea agradable. El proceso de Joaquín en la perforación, medición y el acabado.
El maestro Pablo nos cuenta un pesar que pronto desaparece al recibir de manera solidaria una aportación para que se siga con este proyecto, que a veces es incomprendido por parte de las autoridades. Semejante gesto de bondad por parte del doctor Calixto enaltece y nos obliga a seguir creyendo que todavía hay gente buena.
De 1918 al 8 de enero de 1995, aquí estuvo la famosa tienda “El Nopal”. Sus dueños, la Sra. Damiana Villanueva Cano y el Sr. Gabino Rodríguez Sandoval, vendían huaraches, correas, aceites, carbón, sombreros, cera de Campeche, petróleo, petates, lazos, carne, chicharrones, ropa y una extensa variedad de artículos de abasto.
Su clientela era diversa y numerosa. Fiaban a personas de confianza, a familia de bajos recursos y a campesinos, sin cobrar intereses. Los campesinos podían pagar sus deudas hasta levantar sus cosechas. En su interior se exhibía el rótulo de un nopal, acompañado de un peculiar pensamiento: “Ingratas crueles fortunas, aquí vine a conocer que al nopal lo van a ver sólo cuando tienen tunas; menos ni se acuerdan de él”. La fotografía que se plasma no solamente en la cámara sino que es una rica experiencia para valorar la hermoso de ser ixtlec@.
Matamoros la calle y sale Miguel Ángel del Toro Uribe, nieto del insigne doctor Guillermo Javier Uribe y enseguida la hija Teresa Uribe Iglesias, que se desplaza en silla de rueda que usa como andadera o bastón. Allí arriba de la puerta se coloca la inmortalidad. En sus últimos años de vida, esta casa fue habitada por el doctor Guillermo Javier Uribe García.
De 1973 a 1975 fue presidente municipal de Ixtlán, el proceso electoral donde contendió fue muy controvertido, compitiendo contra don Juan Zamora Puentes. De la obra pública que realizó, destaca la ampliación de la plaza principal, cerrando la calle Juárez y construyendo su portal, reubicando las cantinas de las inmediaciones.
Nació en la ciudad de Guadalajara el 16 de mayo de 1912, murió en el mismo lugar el 20 de abril de 1999. Sus restos descansan en el panteón municipal. La hija se conmueve por dos acontecimientos, por la placa del recuerdo y la portada del libro que le ofrezco de Ixtlenses, al ver la fotografía del amigo del alma de su padre, el doctor Roberto Coronado Rivera.
Escena que comprendo, ya que cuando investigué la obra de estos dos doctores, siempre estaban encabezando el altruismo y obras generosas para la sociedad de Ixtlán en los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado.
Llegamos a la casa de uno de los hombres sobresalientes, nos acompaña Arturo Rodríguez Achutegui, que se muestra muy interesado. Originario de La Barranca del Oro, Mpio. de Amatlán de Cañas, donde nació el 24 de mayo de 1910, en esta casa vivió don Florentino Parra Camacho.
Con gran arraigo en el municipio de Ixtlán, fue presidente municipal en dos ocasiones, de 1945 a 1946 y de 1955 a 1956. Contribuyó con la instalación del alumbrado público y del agua potable de la ciudad, erigió el primero monumento a la Bandera y el monumento al cura Justo Barajas, creo el primer jardín de niños, llamado Estefanía Castañeda, entre otras acciones del orden público.
Entre 1960 y 1963 fue diputado del Congreso de Nayarit. En 1965 logró que la XIV Legislatura decretara que los terrenos de “El Llano” se destinaran para el deporte. Murió el 24 de septiembre de 1984 en Houston, Texas.
La tarde se vuelve como una mariposa cristalina y se ha cubierto en esta Avenida Hidalgo, con un manto de colores lo que significa ir conociendo las huellas que son el ejemplo todavía vivo de que estamos descubriendo una gran bandera ixtleca.
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