AHUACATLÁN.― El clima es cálido. En la periferia de Ahuacatlán todo es silencio; solo algunos comerciantes le dan vida al crucero. Atienden al cliente ocasional.
Sin embargo, en la zona centro se percibe mucho movimiento. Señoras que caminan presurosas de un lado a otro, vehículos que portan razón social de diferentes dependencias gubernamentales, albañiles que pegan ladrillo, que baten la mezcla, que cargan botes de mezcla.
En el exterior del mercado municipal se escucha la voz de una mujer que viste uniforme de enfermera. En sus manos carga una hielera. La acompaña otra mujer con pantalón verde y blusa blanca.
En el interior de ese mismo inmueble se observa a algunos comensales. Algunos tienen fachas de ingenieros; otros parecen ser funcionarios del INEGI. Portal chaleco beige y cachucha.
La fonda de Chaguito, como siempre, luce abarrotada; “¿Qué le sirvo?… Tenemos lonches de pierna, de asada, de adobada, tacos, tostadas, jugos, chocomilk”.
Suena la campana mayor. Hay misa. Los puestos semifijos del parque Morelos empiezan a abrir sus puertas. Entra y sale gente de la Papelería Fausto. La tienda de Maribel Ibarra exhibe en su exterior parte de sus artículos de venta. No son pocas las amas de casa que se arremolinan junto a una camioneta donde se expenden verduras.
Gente caminando por los portales. Un niño berrinchudo intenta chantajear a su mamá para que lo suba a un caballito que se mueve hacia adelante y hacia atrás. “Te encargo uno verde y otro combinado de naranja y zanahoria”, le dice una mujer a la señora Mago, la expendedora de jugos.
En el portal de la presidencia se ve a algunos trabajadores de la Dirección de Protección Civil; en una banca está sentado el dirigente del Sutsem Susano Ríos, flanqueado por los trabajadores jubilados Pedro Cosío y Eduardo Ramos. La oficina del Registro Civil registra una buena afluencia de personas. Miércoles de mucho ajetreo en Ahuacatlán.
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