Tres decesos en menos de una semana enlutan al pueblo; vecinos piden que la racha termine pronto.
AHUACATLÁN.
Como si de un doloroso ciclo se tratara, Ahuacatlán ha sido golpeada por una serie de pérdidas humanas que han calado hondo en el ánimo de sus habitantes.

En los últimos cinco días, la localidad ha vivido momentos de profundo pesar, encadenando tres fallecimientos que han dejado una estela de luto y reflexión.
El primero en partir fue el maestro J. Guadalupe “Lupito” Dávila Lucero, hombre muy querido en el barrio de El Salto, cuya vida se apagó el pasado sábado, dejando un enorme vacío entre sus seres queridos y la comunidad educativa que tanto lo estimaba.

Luego, este lunes, fue sepultado el cuerpo de doña Chole Rodríguez, una mujer trabajadora y de gran corazón, vecina del barrio de La Presa, quien durante años habitó una finca sobre la calle Abasolo.
Su deceso provocó una ola de condolencias, reflejo del aprecio que le tenían quienes la conocieron.
Y cuando aún no se terminaban de pronunciar las oraciones por doña Chole, corrió la noticia del fallecimiento de un jovencito identificado como Emiliano, víctima de un accidente en motocicleta en las inmediaciones del andador Arca de Noé.
Se sabe poco sobre su origen, aunque algunos vecinos mencionan que no era nativo de Ahuacatlán, pero que ya tenía algún tiempo radicando en esta ciudad.
Tres despedidas, tres historias interrumpidas en un breve lapso que ha dejado una atmósfera de dolor colectivo.
Los habitantes, consternados, esperan que esta racha de tristezatermine cuanto antes, y que la calma vuelva a los corazones de quienes hoy lloran a sus seres amados.
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