AHUACATLÁN-IXTLÁN. – Arrastrando sus pies, don Valente cruzó la calle de Hidalgo en su esquina con 20 de noviembre. Un agente de la policía resguardó su paso deteniendo unos momentos el tráfico.
Llegó a eso de las nueve de la mañana proveniente de Ixtlán. Una “olla” lo transportó a esta ciudad toda vez que le indicaron que aquí se les entregaría su apoyo en efectivo del programa 65 y más. Casi cuatro horas permaneció sentado don Valente para ser atendido; ¡Y eso que le prestaron una silla!
Por una situación similar pasó don Pedro Muñoz, quien también se trasladó de Ixtlán hacia Ahuacatlán para recibir este apoyo y con las otras 50 y tantas personas que trajeron del tingo al tango a efecto de entregarles su dinero.
Y efectivamente, todo un viacrucis fue el que ayer pasaron decenas de beneficiarios del programa 65 y más; esto es debido a la falta de planeación y a otros factores inesperados.
Su calvario inició en Ixtlán con el cambio de instalaciones pues en esta ocasión se les indicó que deberían de acudir a la Casa de la Mujer, específicamente a las oficinas de Telégrafos de México. Pero resulta que el lugar y el personal de atención fueron insuficiente, siendo entonces que a muchos se les recomendó trasladarse hasta Ahuacatlán para revivir pues su dinero.
En Ahuacatlán se toparon con otro problema más: Las oficinas de Telégrafos estaban cerradas debido a que, según les dijeron, la encargada acababa de ser jubilada y que no sería sino hasta las 12 del mediodía cuando serían atendidos, de acuerdo a su número de ficha.
Por ahí se les sugirió que acudieran a Telégrafos de Jala, pero ¡Uf!, ¡Peor aún!; ahí no había ya dinero. Así es que tuvieron que regresarse de nuevo a Ahuacatlán a esperar que abrieran.
No se sabe si alcanzaron a pagarles a todos. Lo que queda claro es que los pobres ancianos anduvieron del tingo al tango debido pues a todos estos factores.
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