Supersticiones de fin de año

Omar G. Nieves

 Todos estamos expuestos a caer en la tentación. Al fin, si no pega, despegado estaba, es el dicho popular.

Este año terminará cuando el reloj marque las 23 horas con 59 minutos y 59 segundos del 31 de diciembre; un segundo más y estaremos del otro lado, en el 2011.

Todos queremos comenzar el año con el pie derecho, y he aquí la primera: levantarse pisando con el pie derecho hará que todo marche bien. ¡Ay de aquél que haga lo contrario! Para eso existe una técnica muy oportuna que seguramente nos permitirá cumplir con el mandamiento; únicamente tiene que provocarse un esguince de tercer grado en los ligamentos del talón izquierdo, para que por puro instinto se levante del su lecho con la pata correcta.

¿Está solo, sin pareja, ganoso de amor y sexo? No importa, Novedades Maribel y Miramar tienen un extenso surtido en tangas rojas y de hilo dental para que no le falte el amor. Y aunque se dice que con solo ponérselas en la noche de fin de año será suficiente, lo cierto es que si se las muestra y modela a su pareja el hechizo será más efectivo.

¿Le gusta viajar y casi no sale de su hogar? La solución es muy fácil: Prepare un par de maletas, y después que salga de su casa con ellas la noche del 31 de diciembre, propóngase no entrar otra vez hasta que haya ido a ese lugar en el que siempre ha querido estar. Pídales a sus parientes que lo apoyen comprándole un boleto de transporte aéreo o terrestre – según su capacidad económica –, y váyase de viaje. Le aseguramos que la fórmula da muy buenos resultados.

Y si quiere ahorrarse todo el ritual, hay un procedimiento más simple que consiste en tragarse una docena de uvas al ritmo de las campanadas del templo. Al tiempo que se las come, va pidiendo un deseo. La cuestión es que para que su deseo se vea realizado, es preciso que las uvas estén bien fermentadas hasta hacerlas un buen brandy que se tomará junto con una botella de cualquier otro vino. Eso, o un churro de mota, le harán soñar despierto pero sin la vana ilusión de que con un acto litúrgico puede usted atraer la salud, el dinero o el amor.