El festejo a Cristo Rey en Ixtlán del Río continúa con fervor y sin incidentes.
IXTLÁN DEL RÍO.
La gente baja. La gente sube.
Así, con paso firme y el corazón dispuesto, cientos de personas recorren la escalinata del Cerrito de Cristo Rey en Ixtlán del Río.
Son 544 escalones los que separan la base de la cima. Un reto que exige fuerza, resistencia y, sobre todo, fe.
No todos llegan con la misma intención. Algunos lo hacen como una promesa, otros por ejercicio, y hay quienes simplemente buscan contemplar el hermoso panorama que se abre ante sus ojos al mirar desde lo alto.
Desde ahí, Ixtlán parece un cuadro vivo, una pintura hecha de techos rojos, montes y cielo.
Subir no es tarea fácil. Se necesita buena condición física. Pero hay quienes lo hacen dos o tres veces al día, casi como un ritual. Y aunque el esfuerzo deja huella, también deja una sensación de paz difícil de describir.
El festejo a Cristo Rey culminará este domingo 26 de octubre, y hasta ahora, todo ha transcurrido sin incidentes. Solo algún pequeño tropiezo o torcedura, pero nada que opaque el ánimo de los peregrinos.
Este viernes, la tradicional procesión de las antorchas volverá a llenar de luz las calles. Es un espectáculo único, donde la fe, la alegría y la unión se mezclan en un mismo resplandor que ilumina toda la ciudad.

Y el sábado, el arte tomará su turno con la exposición y votación del concurso de fotografía, donde los visitantes podrán elegir su imagen favorita.
Si vienes de fuera, no te pierdas la gastronomía local ni el ambiente de devoción y fiesta que distingue a Ixtlán del Río. Es menester degustar algunas cañas u otros bocadillos. Porque subir al Cerrito no es solo llegar a la cima. Es sentir que cada paso lleva consigo una historia, una promesa… y un pedazo de fe.
























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