La función va a comenzar. La entrada a “Kairos Circus” es macilenta. Son muy pocos los que acuden a la carpa que los Hermanos Ponce instalaron sobre un solar en el barrio de La Otra Banda, un poco más allá del Centro de Salud.
Bueno el espectáculo, pero los ingresos realmente fueron muy raquíticos. Una noche más con público escaso.
“La gente se está alejando de los circos”, señala al respecto el dueño de “Kairos”, Israel Ponce Rodríguez; y dice que esta situación se debe en gran parte a la prohibición de animales, cuya ley entró en vigor el pasado 08 de julio.
“Kairos Circus” llegó a Ahuacatlán hace poco más de dos semanas. Su espectáculo incluye payasos y trapacistas, malabaristas y otras maravillas circenses, entre las que destaca la gran esfera metálica – o globo de la muerte, como mejor se le conoce –.
Sentados sobre las gradas de madera, Israel Ponce y su hijo conversan con el reportero. Son muy accesibles, atentos, amables. La tradición circense proviene desde hace muchos años. Es un don de familia, aunque “Kairos” apenas sí tiene 10 años de haberse fundado.
Nunca pensaron que el negocio se complicaría con la aparición de esta Ley: una ley que – dice – ha satanizado esta tradición que lo único que hace es brindar alegría y sonrisas.
Manifiesta Israel que la nueva Ley que prohíbe el uso de animales en los circos ha devastado la actividad circense. Sin embargo, afirma que “existe una total incongruencia por parte de nuestras autoridades, especialmente del Partido Verde Ecologista”.
“Por un lado – añade – nos tratan de asesinos y delincuentes por transportar animales que tienen años con nosotros y los consideramos nuestra familia. Pero, ¿qué pasa con las peleas de gallos, las carreras de caballos, charrerías y corridas de toros donde asesinan a los animales y los tratan de una forma violenta?”.
[pullquote]Nos tratan de asesinos, pero, ¿qué pasa con las peleas de gallos, las carreras de caballos, charrerías y corridas de toros?[/pullquote]
“Kairos Circus” se enlista dentro de los casi 300 circos que siguen vigentes en el territorio mexicano, “pero con la nueva ley muchas carpas van a desaparecer”, señala, mientras su nieta se entretiene haciendo piruetas con el trapecio.
A raíz de que se dio a conocer la iniciativa de ley para prohibir los animales en el circo, los empresarios entraron a una etapa de desaliento, “yo tuve que vender algunos animalitos que teníamos; pero a partir de entonces las entradas empezaron a disminuir muchísimo”.
La situación – dice – se torna todavía más difícil con los circos grandes, pues al ya no utilizar sus animales los tienen qué vender a precios irrisorios, o en su caso donarlos a los zoológicos.
“Nosotros – subraya – estamos en contra de esta Ley. Sabemos que es algo político para llamar la atención; pero lo más triste es que no hubo consulta ciudadana. Ni a nosotros nos tomaron en cuenta y lo aprobaron. Ahora los que estamos siendo rechazados somos nosotros. Pero si no hay animales, la gente no va al circo”, puntualizó Israel.
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