A veces los ciudadanos tenemos razón en ser escépticos ante las declaraciones que hacen los políticos, pues estamos ariscos; pero cuando nos demuestran que lo que dicen lo cumplen con los pelos en la mano, tenemos que reconocer y felicitarlos por las acciones positivas en beneficio de la sociedad.
Hace algunos años cuando Ney, siendo presidente municipal pregonaba que habría harto empleo para los paisanos radicados en Estados Unidos, que podrían regresar a nuestro Estado y encontrar trabajo, sin duda algunos creyeron y se vinieron pero desilusionados al comprobar las mentiras. Se regresaron a seguir haciendo talacha fuera de nuestro estado.
Ahora, el Gobernador de la Gente dice que garantizará empleo seguro a los nayaritas que sean deportados de Estados Unidos, que habrá certidumbre económica para a ellos y sus familiares. De concretarse, esto merecerá nuestro reconocimiento.
Hay que garantizar primero la seguridad de empleo para los jóvenes que están pensando, ante la desesperación de no encontrar aquí oportunidad laboral, salir del estado, ya sea a Estados Unidos o a otras entidades federativas. Inclusive jóvenes que terminan sus carreras profesionales y no hay espacios para desarrollar su profesión emigran a otros estados. Mis hijos eso tuvieron qué hacer.
Muchos de los jóvenes que hacen malabares en los cruceros de las avenidas de nuestra capital, traga fuegos, payasitos, limpia parabrisas, venderos de chucherías, etc., es por la falta de una oportunidad de empleo, estar marginados sin derecho a prestación de asistencia social, educación, recreación, no es cosa fácil. El hambre es canija.
Hay fuentes que aseguran que cada año, alrededor de 800 mil mexicanos emigran al vecino país del norte. De esos, 450 mil son deportados. Es alarmante la cifra.
Creo que casi todos los que aquí radicamos, tenemos algún familiar o amigo que las circunstancias los obligaron a emigrar al vecino país. Algunos inclusive poniendo en riesgo su vida. La esposa de uno de mis sobrinos, embarazada, tuvo necesidad de pasar la frontera para reunirse con su esposo pagando coyote, a través de desierto.
Cuando me relató las penurias por las que pasó, le brotaron las lágrimas. Fueron sorprendidos por la migra y todos se echaron a correr por distintos rumbos. Algunos fueron alcanzados por la policía, pero ella afortunadamente volvió a reintegrarse con el resto, y el coyote la llevó a su destino. Toda una travesía obligada por las circunstancias.
Si las palabras del gobernador están bien sustentadas y se convierten en realidad, y ojala que no haya paisanos deportados; pero si así fuere y el gobierno de la gente los coloque de acuerdo a su perfil en empresas que los contraten con salarios y prestaciones justas, en hora buena.
Aunque mi primo Güevonio Pierna Suelta que siempre está echado sobre el sofá de la sala, con control del televisor en mano, en forma burlona me dice que sin duda se les colocará en otros cruceros de las avenidas de nuestro Tepic, o de los municipios para que se ganen el sustento; o que el nuevo líder de la CNC – de quien se dice que no es campesino y que si tiene tierra -, ha de ser en el ombligo y las uñas, quizás abra espacios en el campo para paisanos que se van al otro lado a hacer labores iguales; pero lo dudo, pues el campo está en crisis, como el Ayuntamiento de Tepic.
Hace algunos años un gran amigo tuvo la necesidad de emigrar, pues las circunstancias a eso lo obligaron. Intentó dos veces hacerlo mediante la tramitación de la visa, pero el consulado en las dos ocasiones se la negó. Desesperado optó por pasar a la brava. Se endeudó para pagar al coyote.
Eso me inspiró a escribir una canción, – porqué también soy un remedo de compositor – que titulé “SI DIOS QUIERE REGRESO”, que me la interpretan dos amigos: Efrén Chávez, mejor conocido en los bares donde explota su ronco pecho, como “El hombre mariachi”, y Ramiro Magallanes, que se gana el sustento como taxista pero que también le gusta la cantada. Con unas líneas de dicha canción inicié la presente columna.
Aquí transcribo algunas estrofas de este material discográfico y que viene a colación por la buena intención de nuestro gobernante: “Me voy a jugar el pellejo/ Como a diario lo hacen tantos paisanos/ Me voy para el otro lado/ Por billetes verdes que necesitamos/ Me duele dejar a mis padres/ Dejar a mi novia y a mis hermanos/ Y voy extrañar los amigos, esos que en las broncas te tienden la mano”.
“Me voy si Dios quiere regreso/ Cuando mi país reclame mis manos/ Cuando haya oportunidades/ A las habilidades de los que emigramos / Pero sí el destino es adverso/ Si por allá me muero, récenme un rosario…”.
Por lo pronto son sólo palabras, ocurrencias, ya que no existen las condiciones para que algunos jóvenes en edad productiva se queden y no tengan que emigrar a Estados Unidos o a otras entidades del país, desaprovechándose aquí sus potenciales. Pero como decía mi abuelo: Al tiempo; y si esto se logra, mi reconocimiento. escanio7@hotmail.com
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