¿Opacidad o protección? Una sesión de Cabildo que genera dudas.
AHUACATLÁN.
Con sumo desconcierto escuché la voz que, sin titubeos, sentenció: «Esta reunión es privada«. La alusión fue clara y directa.
De manera escueta, nos pidieron abandonar la sala de Cabildo del Ayuntamiento de Ahuacatlán. Me resistía. No lo podía creer.
«Se supone que las reuniones de Cabildo son públicas«, pensé para mis adentros. Sin embargo, la presión era evidente y, con una mezcla de tristeza e irritación, tuve que cortar mi transmisión en vivo, no sin antes expresar mi inconformidad.
El tema que se discutiría no era menor: un ex presidente municipal y su adeudo con la presidencia. Pero ahora, con la decisión de cerrar la sesión, nadie fuera del recinto sabrá con certeza qué acuerdos se tomaron.
Lo cierto es que el Cabildo de Ahuacatlán está dividido en dos bloques completamente antagónicos. Y aunque desconozco cuál de las dos partes tomó la determinación de declarar privada la sesión, el hecho resulta, cuando menos, sospechoso.

Nunca antes me habían «corrido» de una reunión de Cabildo. Pero no me quedé de brazos cruzados. De inmediato tomé la Ley para la Administración Municipal y, al revisar el artículo 50, encontré que, efectivamente, existen las «reuniones privadas». Sin embargo, la ley estipula que estas deben realizarse solo cuando esté en peligro la paz del municipio.
Aquí surge la gran interrogante: ¿Una transmisión en vivo sobre un tema relevante realmente ponía en riesgo la paz del municipio?Cuestión de sentido común.
Ahora, la incertidumbre pesa más que antes. ¿Cuáles fueron los acuerdos? ¿A quién benefician? ¿Qué es lo que no querían que supiéramos?

Por lo pronto, la transparencia y la democracia en Ahuacatlán han quedado en entredicho. Y los ciudadanos merecemos respuestas. Sea por Dios.
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