JALA. – Los golpes y los moretones parecen reales; también el llanto de quienes lo rodean.
Conforme Jesús de Nazaret avanza lentamente por la calle Morelos empapado en sudor y con la corona de espinas “clavada” en su cabeza, las mujeres piden piedad a los soldados romanos, pero estos sólo incrementan los azotes.
Todo fue previamente ensayado y es la misma representación del Vía Crucis que más de 100 actores ofrecen en Jala.
Samuel Magallanes y Joel Góngora realizan el papel de El Nazareno. Se dividen las escenas; pero su objetivo es el mismo: hacer que los asistentes comprendan la Pasión de Cristo.
Jesús – encarnado en las figuras de Samuel y de Joel – está descalzo y luce un cuerpo lastimado por los golpes y las caídas, pero su mirada se mantiene fija en el camino y su pensamiento se concentra en reflejar la compasión del Nazareno. Los empujones de los soldados lo tambalean pero no cae.
Se estima que fueron no menos de tres mil personas las que presenciaron la ceremonia del Vía Crucis; quizás un poco menos que el año pasado.
Todo empezó desde el Domingo de Ramos; aunque “lo más fuerte” fue durante el jueves y viernes.
Desde la semana anterior, los comerciantes ambulantes ya tenían todo dispuesto: alimentos, bebidas, cruces, gorras, pulseras, sombrillas, juguetes y hasta discos y películas piratas estuvieron a disposición de los católicos que acudieron a la procesión.
Como siempre, la aprehensión de los niños durante la mañana del viernes por parte de Los Judíos en la explanada de la presidencia municipal, atrajo la atención de todos los asistentes; al igual que como ocurrió con el Judío Errante y sus desaforados gritos.
Por la tarde, un mar de gente se concentró en el atrio y frente de Nuestra Basílica Lateranense. La representación causó gran impacto en los niños, que se cubrían la cara para no ver los azotes que reciba Jesús por parte de los soldados. Algunos se abrazaban a sus mamás quienes dejaban escapar las lágrimas, al recordar el sufrimiento y muerte del Hijo de Dios.
A eso de las ocho de la noche, pardeando el día, Cristo fue crucificado. A su lado Dimas y Gestas. Fue entonces que el silencio se hizo perceptible. Los asistentes observaron la corona de espinas, las rodillas sangrantes, los pies descalzos y cubiertos de tierra; el cuerpo flagelado y doliente, hasta que el Nazareno muere.
Llega el Escuadrón, pero lo hace tarde. Los soldados bajan de la cruz el lastimado cuerpo de Jesús y las lágrimas fluyen entre algunos de los asistentes; otros rezan. La mayoría sólo mira en silencio y escucha la última estación del Vía Crucis, cuando el cuerpo de Cristo es colocado en el sepulcro.
En la celebración de La Judea en Jala sobresalió la excelente organización. El Alcalde, Mario Villarreal, cumplió su palabra en el sentido de ofrecer una representación superior a la de años anteriores. El despliegue policiaco también fue determinante, propiciando con ello un saldo blanco.
¡Excelente representación de los más de 100 actores! La tradición de La Judea sigue más firme que nunca; y así se demostró esta vez. Palabra cumplida.
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