Dos minutos para ti
“El que sacrifica la libertad por la seguridad,no merece ni libertad ni seguridad”: Benjamín Franklin
Flor de Loto
La mujer que vive con un abusador piensa tres cosas: La primera es que sufrirá un colapso mental si la relación termina. La segunda es que tiene que hacerse pendeja hasta que muera. Y la tercera es que jamás será libre. En las relaciones largas, las mujeres han invertido todo y colocado “todos sus huevos en la misma canasta”.
La relación decide ahora su nivel de autoestima, valor personal y salud en muchos casos. No se trata simplemente de sus sentimientos hacia un individuo que las mantiene atrapadas en una relación terrible sino que – frecuentemente–, se trata de todo lo que han invertido.
Por esta razón, una de las frases más comunes que oímos decir a muchas mujeres que tienen parejas abusadoras y controladoras en defensa de su relación es: “¡Tú no comprendes por qué estoy con él!” Es una realidad que cuanto uno más invierte –ingresos, empleo, propiedades, tiempo, esfuerzos, etc.– más fuerte es la necesidad de justificar nuestra posición o nuestra pendejez.
Los estudios nos dicen que somos más leales y nos comprometemos más con algo que es difícil, incómodo y hasta humillante. Si a estos agregamos nuestra precaria cultura televisiva en que hemos sido educadas viendo telenovelas desde niñas, en donde las protagonistas son bonitas y tontas, tontas, después de ser violadas, difamadas, abandonadas, encarceladas, traicionadas, y a veces prostituidas… al final tienen su recompensa y el hombre que les ha hecho padecer ese calvario y quien es bello, rico, exitoso y mujeriego se redime y se casa con ella y viven felices para siempre.
Siempre la vida real supera a la ficción y la violencia contra la mujer es porque culturalmente hemos sido mentalizadas para permanecer y apoyar las relaciones parecidas a las de las telenovelas, debido a lo que hemos invertido muchos huevos en esa relación y que es francamente los que nos mantiene unidos.
Hay maridos que a menudo mantienen a su pareja encerrada en la relación mediante una culpa mayor – amenazan con suicidarse si la mujer los abandona. La mujer oirá cosas como: “Me mataré delante de los niños”; “Me voy a ir y jamás me volverás a ver”; o “¡Nuestros hijos no tendrán más padre si me dejas!”; “¡Si me dejas; jamás esperes un cinco de mí!”; “En cuanto te vayas, inmediatamente meto otra vieja a la casa”.
Cuando se reciben todas estas amenazas, la mujer también ha experimentado una pérdida de su autoestima, confianza en sí misma y energía psicológica. La mujer puede sentirse “agobiada” y demasiado deprimida para terminar la relación o dejar al marido. Además, este tipo de hombres abusadores y controladores, crean a menudo un tipo de dependencia a través del control de las finanzas, colocando los vehículos y las propiedades a su nombre, y eliminando cualquier patrimonio o recurso que la mujer puede utilizar para dejarlo.
He oído decir a las que viven este tipo de situaciones: “Me iría, pero ¡ni siquiera puedo retirar dinero de la cuenta de ahorros! No sé cuál es la clave de acceso”. Sería tan fácil imaginar que todo lo que invertimos tiene una forma de un huevo, pero hay que saber identificar los huevos y romperlos de una vez, de uno a uno y estos son:
Huevos Emocionales – Para permanecer en la relación hasta el final, porque hemos invertido tantas emociones, llorado tanto y preocupado tanto, que pensamos “¡Ayyyyy no! ¿De qué me sirvió tanto esfuerzo?”
Huevos Sociales –Porque qué va a decir la gente, que no tuve los suficientes güevos de aguantar a ese cabrón, ¿por qué? Si así viven todas. Entonces no soy valiente.
Huevos Familiares – Si hay niños presentes en la relación, hay que tener güevos para tapar el maltrato y que las decisiones respecto de la relación quedan tapadas por las necesidades de los niños y para no ser la bruja del cuento.
Huevos Financieros – Hay que aguantar que te den una miseria de gasto y que todavía lo condicionen a el sube-baja de la relación. En muchos casos, el marido controlador y abusivo ha creado una compleja situación financiera y utiliza el dinero para manejar como mejor le parece a su mujer. Estas se encuentran en esta situación en la cual quizás no quieran perder su estilo de vida actual.
Huevos de Intimidad – Con frecuencia la mujer tiene güevos para aguantar una destrucción de la autoestima emocional y/o sexual en estas relaciones, ya que la pareja abusiva puede amenazar con difundir rumores o contar detalles íntimos o secretos, y de una vida sexual escasa a nada, pues es mejor la primera. Esto es una realidad por el miedo a no ser ubicada como “decente” ya que una fémina que es rompe-huevos es sospechosa de prostitución.
No cabe duda que el esfuerzo que tiene que hacer la mujer es monumental, puesto que hay que ir contra un sistema machista aplastante, una sociedad en donde lo más importante es el vínculo matrimonial, más no las personas y por eso no existe una procuración de justicia efectiva. Entonces también habría que romperles los güevos a los encargados de impartirla, ya que para un divorcio se necesita dinero, paciencia y güevos.
Flordeloto2010@gmail.com
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