¡DE ESTO NO HAY DIARIO!
Comprobado. Para olvidar las tensiones y alejar cualesquier pensamiento negativo no hay mejor terapia que romper con la tediosa rutina. Ni el mejor psicólogo podrá ayudar mucho si no se nos induce a dejar de lado aquello que nos agobia.
Esta vez la invitación llegó poco antes del oscurecer. Había tiempo para planear mejor las cosas. “Vamos aquí cerquita”, dijo el buen Güicho, para luego explicar que se trataba de una visita a la Ganadería de Santa Paula, situada un poco más allá de Ameca, Jalisco.
El ex diputado y actual Director de Atención Médica de la Secretaría de Salud en el estado, Luis Emilio González Macías, explicó que el objetivo de esta visita era escoger los ejemplares que se habrán de lidiar el próximo 25 de octubre, fecha de su cumpleaños, en un evento con causa patrocinado por un grupo de taurinos cercanos al ex diputado.
El grupo se conformó por diez personas; todos varones. Nueve de la mañana, en el Oxxo del crucero. Ahí sería el punto de concentración. Casi todos fuimos puntuales. La broma, la vacilada empezaron desde ese punto. Partimos de Ahuacatlán ya casi a las 10 de la mañana. Las dos camionetas fueron suficientes.
Utilizando la autopista, traspasamos pronto la caseta de Plan de Barrancas. En Tequila desviamos la trayectoria para enfilarnos por la carretera libre y poco después tomamos la ruta que conduce hacia Ameca – Jalisco -.
Detuvimos la marcha precisamente en Ameca. Justo y necesario era descansar unos minutos, pero también se pensó en adquirir provisiones para preparar la comida. ¿Qué mas faltaba?; ¡Claro!… Algún líquido inhibidor rebajado con agua mineral, refresco y hielo… Tuvimos suerte de encontrar por ahí tortillas hechas a mano, sin faltar por supuesto algunas botanas.
Totalmente abastecidos seguimos la marcha. Pasaba ya de las dos de la tarde cuando llegamos a la ganadería. Fuimos recibidos por el propietario y su esposa. Se encontraba también otra mujer, el caporal y un asistente. Tenían lista una vaporera repleta de elotes. Julio creo que se comió 12, uno menos que Andrew. César también le dio vuelo a los dientes, al igual que el profe Fello, Rafa y Guicho. Yo tuve con tres, ¡Ah, pero qué ricos!
Bajamos por la vereda. En el redondel de piedra estaban ya cuatro novillos, ¡Hermosos ejemplares!; tres de ellos cárdenos: Lucero, El Chavo y Cornelio. El cuarto ejemplar negro listón, bautizado como Diamante. Peso promedio del lote 300 kilos:
A lo lejos, confundidos entre árboles, arbustos y zacateles se observó a otras vaquillas y toretes. Aprovechamos para captar algunas imágenes, ¡Qué hermoso panorama!, ¡Qué bella es la naturaleza viva!
Para entonces el hambre ya se había apoderado de nosotros. Afortunadamente los dueños de la ganadería ya habían puesto a asar la carne. Las quesadillas también nos supieron a gloria, aunque lo mejor fue esa bebida que preparó el profe Fello.
Dejé de lado la dieta y también me aventé algunos tragos. “Al cabo mi riñón aguanta”, dije para mis adentros, ¡De esto no hay diario!… Pretextos para engullirme los 12 tacos de carne y las seis quesadillas no me faltaron, ¡Ingue su!
Total. Las quijadas no pararon, y entre broma y broma fue transcurriendo el tiempo. La intensa lluvia refrescó el ambiente. No hubo problemas para la compra y venta del ganado. Casi oscurece cuando decidimos emprender el regreso. Solamente realizamos dos paradas técnicas, en Ameca y en Jalisco.
A Ahuacatlán llegamos al filo de las 10 de la noche, totalmente relajados; cansados físicamente, pero emocionalmente con las pilas recargadas. ¡Listos para la que viene!
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