AHUACATLÁN
“Molino, trapiches y piloncillo en Ahuacatlán”, fue este el tema que se abordó durante el Café Literario que se realizó el pasado jueves en el Portal Quemado de esta cabecera municipal y cuyo evento sirvió también de marco para la presentación del libro “La Caña de Azúcar”, del literato Antonio Ocampo.
La del sábado fue el sexto evento que organiza el equipo cultural denominado “Semilla y Letras”, donde convergen varios promotores culturales de este municipio, contándose entre ellos al profesor Javier Sojo, así como al licenciado Benjamín Álvarez, al igual que como la profesora Leticia Medellín y el cronista Rubén Arroyo, entre otros.
Durante este Café Literario se habló de la bonanza de aquellos trapiches –o molinos de caña– como se les conoció popularmente, el trajín de la época. Desde el sembrador de caña, pasando por el cortador, el cargador, los molineros, calderos, atizadores y banqueros.
Caña y chacuaco; trenes, calderas, melado y cachaza. Hombres correosos agitando de un lado a otro el jugo que se deposita en las calderas en medio del intenso vapor que emerge de ellas. Rostros sudorosos y cubiertos de tizne, dándole “el punto” a la miel. Finalmente, el piloncillo.
En ese tenor, el profesor Lupe Marmolejo y Antonio “El Feo Navarro”, así como el propio cronista de la ciudad, rememoraron aquellos trapiches que funcionaban en la época de los 60 y 70´s, como El Molina, Las Esperanza, y el de San Martín, el de Los Mayates y el de Los Limones, entre algunos otros.
Luego, don Antonio Ocampo presentó su libro “La Caña de azúcar” en el que relata la historia de esos espacios que con el tiempo pasaron de lo tradicional a lo industrial –un dulce recuerdo–; “Antiguamente, los trapiches conformaban parte importante de la economía del país y endulzaban nuestras vidas”, apuntó.
Durante el evento se contó también con la participación musical del talentoso guitarrista y cantante Santiago Varo y así mismo se repartió atole de masa con un trozo de piloncillo, como lo desguataban nuestros abuelos; e igualmente se entregaron reconocimientos a algunos trabajadores que en aquellos años laboraron en los trapiches.
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