Francisco Javier Nieves Aguilar
No hace muchos días recibí la visita del Patrón. Llegó a Ahuacatlán poco antes del oscurecer. El fresco ambiente fue propicio para sentarnos a conversar, ahí, casi al pie del antiguo Cine Encanto. ¡Cuánto aprendí de ese diálogo! Las respuestas espontáneas de Don Edgar rayan en la filosofía. A veces combina la benevolencia con la ironía; pero siempre hay algo que aprender con él.
Esa vez me habló de una y mil cosas, de su niñez y juventud, de su incursión en el periodismo, de sus viajes, de su relación con las personas, de sus enfermedades, de sus angustias y temores…
… De pronto me habló de lo que es la torpeza y sabiduría, de la ignorancia e inteligencia. Dijo algunas frases que para mi son oro molido; y, como siempre, tan pronto como regresé a mi hogar me puse a escribir algunas de sus máximas…
La conversación con mi patrón me hizo recordar también aquel cuento que leí cuando apenas aparecía el Internet, acerca de un sabio que solía dar conferencias en las universidades.
… Dado que no le gustaba conducir y sin embargo el coche le resultaba muy cómodo para sus desplazamientos, aquel sabio contrató los servicios de un chofer.
Después de varios días de viaje, El Sabio le comentó al chofer lo aburrido que era repetir lo mismo una y otra vez.
“Si quiere– le dijo el chofer– le puedo sustituir por una noche. He oído su conferencia tantas veces que la puedo recitar palabra por palabra.
El Sabio le tomó la palabra y antes de llegar al siguiente lugar, intercambiaron sus ropas y el Sabio se puso al volante.
Llegaron a la sala donde se iba a celebran la conferencia y como ninguno de los académicos presentes conocía a este erudito, no se descubrió el engaño.
El chofer expuso la conferencia que había oído a repetir tantas veces al su amo. Al final, un profesor en la audiencia le hizo una pregunta. El chofer no tenía ni idea de cual podía ser la respuesta, sin embargo tuvo un golpe de inspiración y le contestó:
— La pregunta que me hace es tan sencilla que dejaré que mi chofer, que se encuentra al final de la sala, se la responda.
Una cosa es inteligencia y otra es sabiduría. Una cosa es astucia, lo cual sin duda tenía este chofer y otra es la Sabiduría. La verdadera Sabiduría, solo viene de Dios, y comienza cuando le reconocemos como el Señor de todas las áreas de nuestra vida. Ya lo hiciste tu Señor?
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