JALA
Entre caminos, arroyos y bosques resecos, el presidente Carlos Carrillo Rodríguez arribó hasta la apartada comunidad de San Antonio para sumarse a las fiestas patronales del lugar, siendo recibido con mucha efusividad por los parroquianos.
A estas tradicionales fiestas que año tras año se celebran allá en San Antonio, poblado situado en plena sierra de la geografía de Jala, en las riberas del río Lerma-Santiago-, acudieron gentes de El Ciruelo y de la Cofradía, de El Charro y de algunos otros poblados de la región de la Meseta de Juanacatlán.
En esta gira el edil tuvo la oportunidad de estrechar la mano de los adultos y de los jóvenes, de los niños y de las amas de casa, con quienes convivió bajo un ambiente de total fraternidad y en donde imperó la sencillez, la generosidad y el diálogo abierto y directo, con ese estilo campirano que caracteriza a estas regiones.
Fue una especie de convivencia familiar, de esparcimiento, de cultura y tradición, de pláticas amenas, de risas y abrazos, de escuchar y opinar, de oír y ofrecer y de muchas otras cosas más.
“Doy gracias a Dios, por darme la oportunidad de acompañar a nuestros amig@s de ‘San Antonio’ en sus fiestas patronales en la Sierra de Jala”, señaló Carlos una vez que se reincorporó a sus actividades habituales.
Este festejo de San Antonio estuvo caracterizado por actos religiosos –como un oficio solemne– peregrinación, bailes, verbenas, corridas de toros y la presencia de la famosa mojiganga que es representada por personas con máscaras y disfraces de carácter cómico-burlesco y musical.
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