JALA.- Por muchas décadas los habitantes de la Meseta de Juanacatlán han recibido visitas de relumbrón cuando maduran las tunas o las ciruelas, cuando los políticos quieren comerse el fruto y dejar la cáscara y el hueso.
En tiempos electorales, durante las campañas, los candidatos suben a la altiplanicie para ser vistos como aquellos “dioses” extranjeros que – indica una leyenda – vinieron del Viejo Continente para ofrecer a los indígenas mexicas espejitos por oro; el voto que les sirve para conservar el poder y engordar sus fortunas.
Sin embargo Mario Villarreal los convenció de que no era de ese tipo de personas y durante su campaña les hizo ver que también tiene raíces serranas; y lo ha cumplido. Hasta ahora no hay semana que no haya una jornada a favor de los indígenas originarios de Jala.
El viernes pasado, por ejemplo, la señora Gaudencia Gómez de Villarreal, subió a la cordillera donde se asientan los pueblos serranos para llevarles médicos, psicólogos, un traumatólogo y continuar con un taller para el tejido de sillas.
Ella, más que nadie, es la indicada para tener este acercamiento con los moradores de la serranía; pues como profesora de alguna de las escuelas rurales en aquellos lugares, ha visto y sentido las necesidades que padecen.
Sobra decir que la maestra Gaudencia goza de gran simpatía en los poblados asentados en La Meseta. Antes de estar en La Cofradía, el viernes, ya había estado en Francisco I. Madero y Rosa Blanca.
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