
AHUACATLÁN.- Una profunda pena es el que se palpa en el domicilio de Jesús Hermosillo Vargas, quien murió esta tarde después de más de un mes de lidiar contra varias complicaciones y secuelas que le dejó un accidente que sufrió en su domicilio cuando cayó desde la azotea.
La lamentable caída que sufrió cuando inspeccionaba el tinaco de su casa fue el origen de este lamentable desenlace que deja un vacío profundo y una honda tristeza a sus familiares, principalmente a sus dos hijas, Jocelyn y Araní.
La odisea de la familia empezó justo aquella vez en que cayó desde la azotea golpeándose la cabeza y desde entonces dejaron en manos de Dios y de la ciencia médica su salud.
Fueron 40 días de angustias y sobresaltos. Noches de insomnio, de constantes viajes al hospital general de la capital nayarita; de gastos continuos, de ruegos, de súplica; pero la muerte se impuso al final de cuentas produciéndose su deceso pasado el mediodía de hoy.
Chuy Hermosillo – como mejor se le conocía – fue un hombre que supo ganarse un lugar en la sociedad. Era amigo del rico y del pobre, del comerciante y del profesionista, del estudiante y del taxista, del funcionario y del deportista. Todo mundo lo conocía debido principalmente a su oficio de taquero.
A su puesto que instaló en la esquina de las calles Hidalgo y Libertad – exactamente frente al Capri – acudían comensales no solo de Ahuacatlán, sino de Jala y de Ixtlán, de Amatlán de Cañas y de todas las rancherías aledañas.
Seguidor de los zorros del Atlas, Chuy Hermosillo durante su juventud practicó también el fútbol. Su padre de hecho fue formador de varias generaciones de futbolistas en este municipio. Hombre sencillo, afable, afín a los diálogos de buen humor.
Su funeral se está llevando a cabo esta noche en su domicilio de la calle Aldama número 159 en el barrio de La Presa y será sepultado este martes por la tarde. DESCANSE EN PAZ.
Discussion about this post