POR: RAMÓN
Nota de la Redaccion:
- El autor tiene una grave enfermedad y por motivos de fuerza mayor y voluntad propia se separará de su esposa.
Hoy es un buen día para agradecer tantas cosas buenas a mi esposa, a mi hijo.
No sé por cuánto tiempo más podré disfrutarlos. Pero a través de estos 15 años, desde que te vi por primera vez, Chaparrita, pude intuir que serías mi esposa, mi amiga, mi confidente, mi todo.
Cómo no agradecerle a Dios y a ti que siempre supiste respetar mis decisiones aunque algunas veces sabías que no funcionaría. Pero jamás me reprochaste con aquella lapidaria frase: “te dije que no lo hicieras”. Nunca te involucraste en mis asuntos, en mi trabajo.
Nunca tuve la necesidad de decirte que no te involucraras en mi trabajo Chaparrita. Siendo muy inteligente en todo momento y respetuosa de mis cosas, jamás tuvimos una escena por celos, que yo recuerde. Creo que si todas las mujeres actuaran como tú, sería el mundo perfecto para cada hombre. Si actuaran con inteligencia, tendrían a sus esposos como yo, babeando mi mujercita, deseando que termine la jornada laboral para llegar y abrazarte fuerte; y tú, recibiéndome con una sonrisa, con un beso dulce y apasionado como tú lo haz hecho en estos 15 años.
Deberías haber sido psicóloga de parejas Chaparrita. Créeme que tendrías tu consultorio lleno, con muchos hogares felices y matrimonios satisfechos. Creo que cada matrimonio debe ser como siempre lo he dicho y lo he llevado a cabo: ser el novio eterno para que nunca llegue la monotonía, el cansancio, enfado, rutina.
Aguas amigos cuando sientan que su matrimonio es una rutina. Porque la rutina no es más que una señal de que ya se perdió el amor. El deseo. Cada día se debe vivir con nuestras parejas como cuando nos llegó ese momento que sentimos mariposas en el estómago… A veces los problemas los usamos como excusas para escudarnos de nuestro fracaso matrimonial.
Mujeres: ¿Quieren un buen consejo de un servidor? Por favor sean pacientes. No cuestionen a su esposo, no le hagan escenas de celos sin haber visto o comprobado lo que están reclamando. Por favor reciban al esposo con una gran sonrisa, sin cuestionarlo porque llega tarde. Demuestren que lo aman, que lo respetan y verán los resultados. Si siguen estos consejos tendrán a su mejor amigo en casa para toda la vida.
Chaparrita sé que muy pronto partirás, y sólo quiero decirte que fui el hombre más feliz del mundo. Quiero agradecerte todos estos años en los que compartimos alegrías y tristezas; triunfos y derrotas; lágrimas y sinsabores. Quiero agradecerte esa inteligencia con la actuaste cada día de nuestro matrimonio. Quiero que sepas que siempre, cada segundo estarás presente. Que siempre haré de cuente que estás aquí conmigo donde quiere que yo vaya a estar.
Gracias, gracias porque nunca fuiste una mujer celosa. Que actuaste con astucia sin hacerme una escena o pleito. Por respetarme y darme mi lugar. Gracias por haber sido la mujer más especial para mí, sé que dónde quiera que vayas a estar, estará mi imagen y recuerdo dentro de tu corazón. Sé cómo haz sido conmigo Chaparrita: sonriente y bromista.
Te amo con todo mi corazón, pero la familia N.C. me ayudara para que no extrañes mucho mi presencia; y ellos saben ya lo que deben hacer. Saben mis peticiones y confío en que cumplirán sus promesas. ¿Verdad familia?
Gracias Chaparrita por ser la esposa que la mayoría desearía tener: inteligente, amorosa, respetuosa, hacendosa, amiga, confidente. Gracias. Gracias.
Hijo:
Sé que esta carta te la leerá mi esposa ya que no sabes leer español, sólo hablarlo. Y eso ya es ganancia para mí. Te pido perdón por esos años en los que no me involucré en tu vida. Conoces los hechos del por qué.
Quiero agradecerte que nunca me haz reclamado – “¿Por qué Dad?” -. Eres un hijo excepcional. Ahora me arrepiento de no haberte involucrado dentro de mi matrimonio. Sé que mi esposa te hubiera adoptado como ese hijo varón que perdimos. Pero nunca es tarde para rectificar.
Sé que eres un hombre hecho y derecho a pesar de tus 17 años, ya casi 18. Eres un hombre bien educado y respetuoso. Ojalá y todos los hijos fueran y actuaran como tú. Habríamos más padres satisfechos con nuestra labor como padres.
A veces escucho a mis amigos quejarse de los problemas que enfrentan con sus hijos, y me preguntan: “¿Por qué será así Ramón?”. Y les contesto: “Porque no pusieron reglas desde que eran niños. Porque a veces alcahueteamos su irresponsabilidad. No les enseñamos a respetar, a contribuir en los gastos de la casa o a trabajar un par de horas; no porque necesiten dinero, sino para prepararlos cuando llegara la hora de volar del nido…
… No les inculcaron el respeto por la intimidad del padre, a las amistades, permitieron que ellos tomaran decisiones que sólo a nosotros nos incumben. Permitieron que checaran sus cosas privadas.
La vida es un abrir y cerrar de ojos, y cuando menos lo esperamos esos niños ya son hombres, pero actúan como si se hubieran quedado estancados en la infancia.
Ojalá hijo que el poco tiempo que vayamos a estar juntos podamos recuperar un poco de ese amor que necesité de ti como hijo, ese amor que tú necesitaste de mí como padre, como tú amigo.
Muchas gracias por tu atención a mí y a mi esposa… Sabes cuáles son mis peticiones, sabes lo que tendrás que hacer cuando yo ya no esté.
Te deseo con todo mi amor que seas feliz y siempre seas respetuoso con toda la gente. Que nunca te olvides de mis consejos. Sé que estarás bien porque eres fuerte y eres un gran hijo.
Las circunstancias impidieron que tuviéramos ese trato de padre a hijo. Sabré recompensarte en lo que me quede de vida. ¡Cuídese mijo!, y ya sabe lo mucho que lo amo.
Para mis más grandes amores he dedicado esta carta. Para mi Chaparrita y para mi hijo. Los amo profundamente.
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