Francisco Javier Nieves Aguilar
Quisiera no hablar del Año Nuevo ni del Año Viejo. Tampoco de lo que pasó o va a pasar, mucho menos de lo que “quisiera” que pasara. De repente me parecen temas muy gastados, o será que por mi parte, no debería ser necesario un fin de año para reflexionar.
Pero no se asusten, no vine a hacer gala de mi amargura. Tampoco es mi objetivo exhibir mis penas o frustraciones. Pero en este año que fenece ¡pasaron tantas cosas! Unas buenas otras malas; cosas nuevas, cosas peores; porque todos –salvo extremas excepciones–, tenemos algo de común, algo de extraordinarios y ¿porqué no?, también algo extraordinario dentro de lo ordinario; tanto así que la mayoría de las veces no estamos para creer que esas cosas comunes, con las que vivimos todo el tiempo, pueden sorprender a alguien.
Hoy decidí quedarme en casa. Veo a Ney por la tele. Sigo paso a paso la transmisión de “Hoy” en tierras Nayaritas y es posible que esta misma tarde me desplace a la capital del estado para presenciar el informe del Gobernador. No se.
Pero mientras tanto aquí estoy, pensando, reflexionando y recordando todo el cúmulo de experiencias vividas en este 2009… ¡Ufff!, ¡Cuántas cosas!; aunque sin duda alguna fueron los problemas de salud en la familia los que más acapararon mi atención…
¡Cuatro operaciones en el año!… todas en los primeros cuatro meses del año, empezando con el trasplante de Omar, el mayor de mis hijos. Él como receptor y yo como donador. Luego la inesperada intervención quirúrgica de mi hija Erika debido a una amigdalitis purulenta; y después la extirpación de la vesícula biliar de mi esposa.
Días, semanas y muchas horas de batallar contra ese cúmulo de adversidades, pero con el firme propósito de superarlas a como diera lugar y a costa de lo que sea…Gracias a Dios, a los médicos y a tanta gente que rezó por nosotros, el trasplante pudo llevarse a cabo sin mayores contratiempos… aunque luego surgieron algunos problemas.
La salud de Omar hoy por hoy es estable… la mía creo también, aunque sigo con la incertidumbre de esta “bola” que cargo en mi vientre derecho. Erika pudo superar su amigdalitis y los dolores vesiculares de mi esposa cesaron con su operación…
Pero no ha todo ha sido desconsuelo; también hay muchas satisfacciones, como es la solidaridad manifiesta de muchísimas personas… ¿Cómo olvidar por ejemplo las abundantes despensas donadas por mi Patrón a la familia?… ¿Los apoyos de ese hombre bondadoso, dueño de un negocio que se ubica sobre la avenida Insurgentes de la ciudad de Tepic?… ¡El profesionalismo de la doctora Corona!…
… A todos ellos, a quienes de alguna u otra forma han contribuido a alivianar la carga en la familia, mi eterno agradecimiento… a mis paisanos que por hoy residen en los E.U., a los clubes de servicio que se han solidarizado con nosotros… para aquellos que me leen y que a lo mejor no pasan de dos, para nuestros suscriptores, para mis amigos y enemigos, para mis colegas y compañeros de ésta empresa, para todos, todos, todos…. Mis mejores deseos en esta Navidad y un venturoso 2010.
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