El domingo fracasó Juan Carrillo Chávez y su comité “pro-defensa” de los intereses colectivos del municipio de Jala. Fracasó en su intento de llamar a cuentas en la plaza pública a los nuevos integrantes del Ayuntamiento municipal, incluyendo al virtual presidente municipal.
Su fracaso no se debe a la convocatoria para ese evento. Su fracaso consiste en que no hay organización ciudadana en el contexto municipal. No hay en ese movimiento representatividad de ninguno de los sectores de la producción u organizaciones similares. Los que ahí se reunieron son hombres y mujeres de buena fe y otros son resentidos; o simple y sencillamente enemigos gratuitos de la burocracia en función. Y son pocos.
El día 17 de Septiembre es un gran día para manifestarse, porque será en ese momento cuando el pueblo se dé cuenta si fracasó o no en su voto al elegir democráticamente en las urnas a los regidores. Los regidores son los únicos responsables de aprobar las iniciativas que presente el presidente municipal. Si los regidores aceptan sin reflexionar o aceptan por conveniencia para buscar su beneficio personal, estaremos en el umbral de otros tres años perdidos en el desarrollo no solo material de Jala, sino en el fracaso total de los valores en esa búsqueda del bien común.
¿Cuál es la agenda que manejará el presidente municipal al tomar posesión? Presentar ante el Cabildo la propuesta de los funcionarios públicos de primer nivel. ¿No es así?
La pregunta es: ¿Repetirán los mismos personajes que han hecho de la política municipal y de los puestos públicos su patrimonio personal? ¿Repetirá Diego Rodríguez actual regidor, para quedar en la misma nomina y todos los ex servidores públicos señalados con anterioridad?
Si esto va ha ser así, entonces el pueblo debe movilizarse para pedir cuentas a sus representantes populares. Los nuevos regidores son viejos en el oficio, pues cada uno de ellos ha ostentado cargos en otras administraciones; y voy a nombrar a seis nadamos: Juan José Carrillo Pérez –Ex Contralor y Ex Director del DIF–; Tláloc Elías Ayala –Secretario Particular de Juan José Jacobo Solís ex presidente municipal y demandante permanente de los Ayuntamientos en los que “ha trabajado”–; Francisco Cambero Altamirano –Ex todo desde hace 25 años–; Víctor González –Ex director del SIAPA–; Serafín Garrafa –Juez Auxiliar de los Aguajes–; Martha Imelda Ventura Hernández –Ex Regidora y ex funcionaria de otros Ayuntamientos–. Todos tienen experiencia. Y ahí está el meollo del asunto. O éxito o componenda.
Tiene derecho y razón el pueblo de manifestarse. Claro que sí la tiene. Y tiene derecho cuando sus demandas se sustenten en la verdad; y los líderes tienen la obligación moral de ser sinceros ante sus planteamientos y no ofensivos en sus acciones, porque eso solo nos llevaría a la confrontación y a la división; y Jala necesita progreso en todos los sentidos y unidad en todos sus ámbitos.
Los manifestantes deben crecer en número y en capacidad de conducción y diálogo para lograr metas en cada movimiento que se organiza. De lo contario fracasarán y la próxima administración acomodará sus piezas al gusto de los cabecillas que se aliaron para ganar la elección y por ende repartirse el poder público como botín de guerra electoral.
Los regidores tienen la palabra. En ellos recaerá la responsabilidad histórica, ya que fueron elegidos, no designados por el pueblo.
Termino con una reflexión de mi maestro Flavio Romero de Velasco que dice así: “En cada una de las múltiples elecciones que padecemos, asistimos con azoro al renovado espectáculo del gran reciclaje de viejos pillos”. Hasta la Próxima
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