IXTLÁN DEL RÍO.- Cuando Marcos Zamorano bajó del cerro de Cristo Rey las “corvas” le temblaban. No fue fácil llegar hasta la cima puesto que tuvo que escalar los 540 peldaños. Y lo mismo ocurrió con Cuco y con Antonio, con Chepina y con Manuela; pero aún así se veían contentos, felices por haber participado en la romería.
Día de fiesta, de mucho jolgorio. Desde temprano los cohetes se empezaron a escuchar por los cuatro puntos cardinales. La grey católica participa con ese gran fervor que les han inculcado las autoridades eclesiásticas.
Así, cientos de personas son las que se han estado desplazando a la cima del cerro de Cristo Rey… Al iniciar el alba o al rayar el sol; al caer la tarde y también al anochecer. Subiendo y bajando escalones, reposando en los rellanos, bajo un árbol, al pie de la colina, acompañado del hermano o del amigo, del vecino o compañero, del novio o de la novia.
Por convicción religiosa, para ejercitar los músculos, para conversar y convivir, respirar el aire puro; por distracción, para despejar el estrés, para cumplir una manda; o simplemente para mirar desde lo alto su paisaje, el caserío, sus avenidas, la torre de Santiago Apóstol.
Con el paso de los años esta celebración ha ido en ascenso. La amenaza de la supuesta desaparición de estos festejos parece ser que ya quedó atrás. Ya no se escuchan esos rumores. Al contrario, la fiesta se sigue fortaleciendo cada vez más, tal y como se ha observado este año.
Las misas que se celebran diariamente, tanto por la mañana como por la tarde, son una prueba de ello. Los múltiples puestos de vendimias se han incrementado, y así, la gente sigue subiendo al cerro de Cristo Rey, sumándose a los festejos. ¡Bella tradición de los ixtlenses!
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