“Los ganadores, nunca se rinden; los que se rinden, nunca ganan”, fue lo que le escuché decir alguna vez a Pedro López, momentos antes de iniciar una final contra nuestros adversarios del Arietes. Sus palabras penetraron hondo y todos los que conformábamos el legendario equipo de Los Panaderos jugamos con entrega y pundonor. Ganamos el campeonato. Pero desde entonces la frase de mi amigo el “Pita” sigue presente en mi memoria.
Viene a colación lo anterior en virtud del tema de hoy, relacionado con las frases populares. Pero es cierto, recopilación de refranes hay muchas. En cualquier librería o en Internet se encuentra usted todos los que quiera en cantidades industriales.
Pero yo quiero destacar en este comentario el ingenio y picardía del refrán mexicano. A lo mejor también lo tienen los refranes chilenos o venezolanos; pero eso por ahora no me importa.
“¡Ay cocol ya no te acuerdas de cuando eras chimisclán!”; es un refrán que me gusta. Claro que no cualquiera sabe lo que es un cocol y menos lo que es un chimisclán (entiendo que son piezas de pan), pero el refrán se explica por sí solo. Obviamente va dedicado a los que cuando logran tener poder o dinero, desconocen la condición humilde de la que provienen.
“¡Come camote y no te dé pena, cuida tu casa y deja la ajena!”. No seas chismoso (o chismosa). Tú has tus cosas y no te estés fijando en lo que hacen los demás, menos si es para divulgarlo. Comer camote es una forma de decir “pasar apuros”.
“¡Tú si estás como el Tío Lolo que se hacía (biiiip) solo!! El tonto y el ignorante tienen una gran facilidad para hacerse “eso”, o sea para engañarse a sí mismos. Este refrán no concuerda mucho con los principios de la P.U.P. del inolvidable “maistro” Hermenegildo L. Torres que decía: si quiere llegar a viejo, en forma reglamentaria debe de hacerse (biiiip) lo menos una hora diaria.
“¡No le hace que nazcan chatos, nomás que resuellen bien!” Una forma muy mexicana de decir: no me fijo en insignificancias, no me importan los detalles, si lo básico está bien. No importa que esto se vea feo, si funciona bien, con eso me basta.
“¡Ay reata no te revientes, que es el último jalón!” Es una exhortación a que des el último esfuerzo para que no se desperdicie lo que ya has logrado. ¿Cuántas veces nos quedamos en el “ya merito”?
“¡Calmantes montes, pájaros cantantes, alicantes pintos…!” Toda una sarta de disparates lingüísticos para aplicar sólo las primeras cinco letras: ¡Calma…! Expresión equivalente a ¡No te apresures! ¡Momento y nos amanecemos! O al otro clásico ¡No comas ansias!
“¡Calandrias; cantan o les apachurro el nido!” O haces lo que te corresponde o a ver en qué palo te trepas, que es como decir atente a las consecuencias.
Y aquí le paro… total barba que se ha de pelar, que se vaya remojando y además cualquier sarape es jorongo, abriéndole bocamanga.
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