Algunos diputados e integrantes de los ayuntamientos, aprenderán en tres años.
Treinta curules para igual número de diputados ya forman parte de la XXXI Legislatura. Dieciocho de ellos llegan con el aval de los ciudadanos nayaritas que emitimos nuestro voto, con la confianza en que cumplirán con las encomiendas que les corresponda de acuerdo a las Leyes propias de sus funciones, como es entre otras cosas presentar iniciativas, aprobar, actualizar, derogar o abrogar leyes que requiera el Estado.
Son más de 100 leyes que nos rigen, mismas que han sido aprobadas y promulgadas por las Legislaturas y Gobernadores que hemos tenido a través de los casi cien años de vida constitucional de nuestro Estado, y muchas de estas, requieren revisarse, actualizarse, abrogarse, derogarse, pues los tiempos han cambiado y sin duda, resultan parcial o totalmente obsoletas.
Hay leyes que no se han revisado o reformado desde su promulgación, como la Ley de Categorías Políticas que data de 1926, que establece con cuántos habitantes se conforman las ciudades, las villas, pueblos, rancherías, haciendas – estas últimas ya ni existen -.
Hace mención a la Ley del Trabajo del Estado – no existe -. Remite a un artículo del Código Civil que en ese tiempo el Estado se regía por el del Distrito Federal, pues el primer código de Nayarit data de 1981. Remite a la Ley Orgánica del Municipio Libre, ¡Uf! abrogada hace muchos años por El Código Municipal, luego Ley Orgánica de la Administración Municipal hasta llegar a la que actualmente se llama Ley municipal.
La Ley para la Protección de la Industria de Molinos de Nixtamal data de 1957. Actualmente predominan las tortillerías. La Ley de la Comisión de financiamiento de productos Agrícolas, Ganaderos, Pesqueros y Artesanos de 1966. La de Parques Industriales, la del Derecho de Vía en una Carretera, son sólo unas cuantas leyes que requieren de la atención de los legisladores.
La Ley de División Territorial, data de 1984, y espero que los diputados por Ixtlán del Río revisen las localidades que forman parte de este municipio, pues los oriundos de esa entidad como su servidor, conocemos a Méxpan y El Terrero, mismas que no se contemplan en dicha Ley. En cambio aparecen Méxcitan y el Terreno, sin duda un error de dedo.
Y así se pueden enumerar más, inclusive que no cumplen con los artículos transitorios que establecen la publicación de sus reglamentos respectivos. Hay errores de dedo, pues estas leyes fueron elaboradas en las antiguas máquinas de escribir Rémington, y seguramente no fueron debidamente cotejadas.
Además las Leyes que se aprueban, promulgan y se publican son para cumplirse, pero observamos que instituciones que forman parte de la vigencia de estos elementos jurídicos no las acatan. Como muestra, el incumplimiento del entero al comité administrador del impuesto del 12% para la U. A. N., que pagan los usuarios de los servicios del Estado. El entero del descuento de los trabajadores del estado a fondo de Pensiones y la aportación propia del patrón, gobierno del Estado.
Estas leyes de la tercera edad anquilosadas, requieren cirugía a corazón abierto, respiración de boca a boca y las que están vegetando de plano desconectarlas, aplicarles la eutanasia para que queden acorde a los tiempos actuales. Legislaciones han pasado y no meten mano en este asunto. Esperamos que ahora sí los diputados en quienes se ha depositado la confianza – algunos experimentados, muy zorros, otros damitas y varones jóvenes – le pongan ganas.
Hace algunos años a los diputados de una Legislatura, la ciudadanía les encasquetó del mote de “burros enzapatados”. Por ello, aunque la Constitución les exige requisitos mínimos, como edad, años de residencia etc., se sugiere que quienes lleguen a representarnos en puestos de elección popular, tengan alguna licenciatura; aunque eso no es garantía de que sean muy fregones, pues los títulos no quitan lo tontejo. Pero quienes tienen el gusanito de llegar a esos puestos deberían estar empapados en las funciones que se llevan en la cámara de diputados, en los ayuntamientos, en gobierno del estado, etc.; capacitarse, adiestrarse con mucha anticipación para cumplir con ese anhelo de servir a la ciudadanía.
En septiembre también arribarán a los ayuntamientos 20 presidentes municipales, 20 síndicos y un titipuchal de regidores, y que aquella alharaca de un chingo de agua quedó atrás, pues recibirán, eso sí, como herencias, “un chingo de problemas”: deudas con proveedores, con los trabajadores, pero los integrantes de los cabildos pueden frotarse las manos, pues los cheques quincenales no son nada despreciables, y algunos para no desgastarse, nadarán de muertito.
Al ocupar estos puestos validados por los votos de confianza que les dimos los ciudadanos, los que lo hicimos, quisiéramos que llegaran en verdad con ganas de hacer bien su chamba, debidamente preparados empapados en las leyes y reglamentos que rigen al Estado, y no con las consabidas y trilladas palabras de “que nadie nace enseñado” y así se la pasan, y cuando ya medianamente está listos para ser calificados por los ciudadanos, se fueron los tres años y se alistan para brincar a otro puesto, al que llegarán otra vez novatos.
Algunos de los Regidores electos para los ayuntamientos, ahorita quieren devorar la Constitución Política, las leyes y reglamentos que a sus nuevos puestos competen; y todavía con aires de pavorreales presumen que ellos sí, serán mejores regidores, no como los actuales. escanio7@hotmail.com
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