Caminábamos en sentido opuesto. Lo miré y me pregunté a mí mismo, “¿Será o no será?”. La duda me asaltó. Detuve mi marcha y al acercarse a mí, solté la pregunta: “¿Poly?”. “Sí, soy yo»”, me dijo.
El afamado ex vocalista de Vaqueros me miró unos instantes y esbozó una sonrisa, al tiempo que preguntaba: “¿Fuiste tú gerente del hotel Corita?”…
Tras asentir nos dimos un fraternal abrazo para luego enfrascarnos en un breve pero ameno diálogo que giró básicamente en algunas anécdotas del primer lustro de los años 80,s, justo cuando confluíamos en el referido hotel – hoy llamado Ejecutivo Inn -.
Por conducto de unos compañeros periodistas, supe que el buen Poly enfrentaba un delicado problema de salud que lo mantuvo al borde de la muerte.
Al enterarme de esa situación busqué contactarme con el Poly. Deseaba conversar con él, transmitirle algunas palabras de aliento, pero mis limitadísimos dotes de investigador resultaron infructuosos.
A mediados de febrero me enteré que se encontraba internado en el área de urgencias de la clínica uno del seguro social. Yo estaba en la sala de espera del área de hemodiálisis y en cuanto supe de ello lo busqué. Quise indagar en Trabajo Social, pero nadie me supo dar razón de él.
Corría la última semana de marzo cuando sorpresivamente lo avisté. Nos topamos exactamente en el exterior del área de urgencias del seguro social, a tres metros de distancia de la rampa por donde entran y salen las ambulancias.
Tenía ya muchos años que no lo miraba. La última vez había sido durante un rompimiento de feria, en Ahuacatlán, con su banda “El ciclón del pacífico”. Su estatura – bajita -, su barba de candado y sus ojos coquetones me dieron la pauta para suponer que se trataba del Poly.
No me equivoqué. El también “me ubicó”. Platicamos unos minutos y también me pidió ser portador de unos saludos a mi compadre Everardo Gómez, con quien cultivó una amistad sólida y limpia.
Mi compadre “Eve” era en aquel entonces responsable del bar del hotel; y para atraer más clientela decidimos contratar a un grupo musical de moda. De esa manera habría también más variedad, pues contábamos con el trío de los Hermanos Álvarez y varios cantantes solistas, pero consideramos que hacía falta otra opción para los jóvenes.
En mi calidad de gerente general del hotel, le pedí a mi compadre buscara las alternativas, siendo de ésta forma cómo contratamos al conjunto “Sound Machine” que estaba conformado por tan solo tres personas, entre ellas El Poly, quien contaba entonces con algunos 22 o 23 años de edad.
El citado grupo, como se dice en el lenguaje coloquial “pegó con tubo”. Con “Sound Machine” aumentó la clientela del bar. A veces el Poly nos dedicaba algunas canciones y desde entonces cultivamos nuestra amistad.
Después se integró a Vaqueros Musical, como primera voz. Con esta agrupación compartió muchos éxitos y reconocimientos. Luego conformó su banda “Ciclón del Pacifico”.
Poly sigue en activo, pero obligatoriamente se somete a un tratamiento médico que lo orilla a acudir con frecuencia al seguro social. Su semblante, pese a todo, no es deplorable. Se ve bien y sigue luchando contra las adversidades.
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