“El periódico se sigue leyendo, pero las ventas sí se han reducido”, le respondí a mi amigo Pancho. Luego le expliqué que lo anterior se debe más que nada al avance de Internet, de las redes sociales, de la era digital pues.
Es curioso porque la prensa se sigue leyendo, sigue teniendo lectores, pero no se vende. Hoy la gente lee los periódicos en el bar, en la oficina, en la peluquería o incluso en autobuses. Pero, ¿Por qué no se venden? Muy fácil: ¿cómo vamos a comprar aquello que encontramos gratis? Es decir, ¿por qué voy a comprar un periódico de papel si tengo la versión digital?
Hoy, los responsables de la prensa se han dado cuenta del gran fallo que hicieron cuando apostaron por regalar a través de internet lo que hacían pagar en el quiosco. Los recortes de plantilla en muchas redacciones cada día van a más. Antes se podían sostener gracias a los anuncios inmobiliarios, pero debido a la crisis de la construcción y a la falta de lectores de pago, hoy el periodismo de papel vive una gran crisis.
El periodista Albert Montagut acaba de escribir un ensayo titulado Newpaper que analiza la evolución del periodismo de los últimos años y cómo ha afectado Internet en el sector. Se recogen diferentes opiniones de periodistas de periódicos. Montagut se muestra partidario de eliminar las versiones gratuitas de los webs de los periódicos y levantar los llamados “muros de pago” – cobrar por noticia o cobrar una subscripción para acceder a los contenidos -. También cree que los periódicos de papel, aunque serán menos, se mantendrán, pero serán más elaborados, con más opiniones y contenidos de calidad.
Antes, las noticias llegaban gracias a los corresponsales a través del correo, de mercaderes u hombres de negocios.
Otro foco de información eran los mercados y ferias de los pueblos y ciudades, donde se reunían gentes de toda la comarca.
El telégrafo en su tiempo revolucionó la prensa, ya que la noticia llegaba al instante, y no con el retraso de días, semanas o meses. Pero a pesar de esta inmediatez, la noticia estaba redactada con las palabras justas, con abreviaciones y sin análisis. Las personas no fueron a las estafetas a buscar noticias ni tampoco surgieron periódicos telegráficos.
Recuerdo hace unos años cómo los muchachos, antes de ir a la escuela se paraban en un quiosco para ver las portadas de El Esto y mirar los resultados deportivos. Les gustaba leer los titulares de la victoria o derrota de su equipo favorito. Esto ya casi no se ve, pues la mayoría mira en su celular de última generación la portada o titulares a través de Internet.
Hasta hoy la versión digital de un periódico se ha aguantado y se aguanta gracias a convenios, publicidad y ganancias de las ventas de la versión en papel. Pero, ¿Qué pasará cuando la versión en papel ya no sea rentable? ¿Cómo se pagará la versión digital? ¿La única forma será levantar “muros de pago”, es decir, pagar para ver? Muchos periódicos ya lo están ofreciendo, pero el lector aún no está acostumbrado a ello porque hay otros que lo ofrecen gratis. Que la prensa de papel va a tocar fondo está demostrado, ya que las ventas caen cada año.
Si se toca fondo dentro de cinco años, por ejemplo, y las versiones digitales son todas de pago, ¿el lector deseará definitivamente pagar? Esta es la gran pregunta. ¿Estaríamos dispuestos a pagar mil 200 pesos al año, por ejemplo, para acceder libremente a un periódico digital a través de nuestro ordenador, móvil o Ipad? Lo veo complicado. Demasiada cultura de “tenerlo todo gratis”. Si las versiones digitales de pago fracasan la versión en papel resurgirá.
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