AHUACATÁN.- Las estridencias y los vociferantes discursos palaciegos cesaron el tres de julio. En nuestros pueblos se observaba la chicha calma a la que estamos acostumbrados. Pero tras bambalinas se cocinaba algo distintos.
Panistas y priistas comenzaron a intensificar sus labores encubriéndolas con agentes “secretos” que registraban cada movimiento en los puntos estratégicos donde había más tráfico.
En el Crucero de Ahuacatlán, por la carretera, se formó una guardia permanente bajo la égida de la alianza “Por el Bien de Nayarit”. Enviaron jóvenes varones que no perdían detalles ni de las moscas. Los panistas también montaron sus operativos de mapaches y caza mapaches.
En Marquezado una señora que custodiaba una bodega y donde presuntamente se repartían despensas vociferó contra uno de los priistas encubiertos.
En otra versión fidedigna se supo que un convoy hacía vigilancia de familiares de los candidatos de Ahuacatlán.
Por la noche el movimiento de vehículos por las calles de este pueblo se intensificó. Parecía que jugaban a la víbora de la mar… los de adelante corren mucho y los de atrás se quedarán.
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