Un círculo pequeño de jóvenes priistas le dieron el aire que necesitaba al partido tricolor en Jala. Mario era la cabeza, el dirigente carismático que sabía resolver los problemas internos y obedecer estrictamente las órdenes superiores para promover la figura de quien se perfilaba como el seguro candidato a la presidencia municipal, a la sazón: Carlos Carrillo Rodríguez.
Entre esa nueva generación de priistas estaba Luís Zúñiga, el actual tesorero, quien en ese entonces aún no se acercaba a Villarreal Cambero para sumarse al descontento que surgió por la nominación cupular del ahora diputado por el séptimo distrito.
Mario era un desconocido en la capital, y en Jala solo gozaba de la simpatía que sus propios correligionarios le brindaban. A través de este portal de noticias, y del Express Regional, el actual presidente se dio a conocer, y así fue como Luís Zúñiga apareció en escena, ganándose rápidamente la confianza de su jefe para que éste comenzara a hacer proselitismo y le quitara la candidatura a Carlos Carrillo.
En la Prensa la figura de Mario se comenzó a difundir más. Hasta que logró posicionarse y arrebatarle la candidatura a Carlos Carrillo. Sin dinero, pero formando alianzas estratégicas con algunos medios, Mario Villarreal salía de vez en cuando en los medios, mientras que hacia el trabajo de a pie, de casa en casa, teniendo como ventaja la juventud y el de tener como contrincante a un candidato panista que no sabía gesticular las sonrisas espontáneas o fingidas que suelen adoptar los políticos para ganarse la confianza de la gente.
Hogaño el licenciado Luís Zúñiga no batalla por dinero para suceder a su patrón. Fuentes cercanas a El Regional informaron que el tesorero le ofreció el doble de dinero de lo que actualmente está pagando Mario Villarreal a un periódico capitalino para que se difundiera su trabajo y a su persona. Se trataría pues de un acto deliberado para comenzar a hacer proselitismo a costa de la función pública que desempeña.
Por su parte, Mario aspiraría a una diputación, no sin antes grajearse como lo hiciera su pupilo la confianza de su jefe, Roberto Sandoval, de quien habla maravillas, diciendo que los números no mienten, sobre todo ahora con el 4° Informe de Gobierno, el alcalde de Jala no escatima en loas a su patrón. Destacando el rubro de la Seguridad Pública, que por cierto ellos mismos descompusieron para ahora presentarse como salvadores.
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