Antiguamente la fiesta de toros se celebraba en cualquier plaza pública pero el auge del toreo, a finales del XVIII, obligó a la construcción de coliseos idóneos para una fiesta que estaba madura, tal y como se hizo con el Coliseo de Ahuacatlán, antecedente de lo que hoy conocemos como Plaza de Toros “El Recuerdo”.
El nombre de “plaza” con el que hoy conocemos a los recintos taurinos viene del escenario donde se desarrollaban los primitivos espectáculos. La plaza amplia, céntrica y bien situada en la ciudad, cerradas sus bocacalles, donde la multitud se reunía para disfrutar de las corridas, la forma cuadrangular de las plazas mayores se tornó poco apropiada para la lidia de un toro a pie, ya que el animal tiende a buscar refugio en las esquinas, de ahí que, poco a poco, se sintió la necesidad de construir recintos taurinos que evitaran esos rincones.
Estructura de la Plaza de Toros: Hay tres espacios fundamentales dentro de la plaza de toros: El destinado al manejo de reses, el que ocupan los actores del espectáculo y el del público, entre los que podemos destacar: Los corrales: Es la zona a donde llegan y se alojan los toros hasta el momento de su lidia, pasando al ruedo por la puerta de toriles.
El ruedo: es el gran escenario de arena o albero, donde se encierran toro y torero, su base circular permite cerrarle la línea recta al toro, quien pierde su sentido direccional y no encuentra lugar alguno para buscar su querencia. El redondel es en general amplio y puede ser dividido en zonas por círculos concéntricos desde las tablas de la barrera hasta el centro, llamados “tablas”, “tercios” y “medios”.
La Barrera: Circunda el ruedo y también se le conoce como “las tablas”, entre esta barrera y el muro que sostiene al “tendido” se sitúa el callejón, trinchera donde hierve el ambiente de los que protagonizan la corrida. El estribo de las tablas será a su vez el trampolín para saltar al callejón cuando lo requiera algún diestro.
Los burladeros: Son el elemento para que las cuadrillas se cubran cuando sea necesario y accedan al callejón cuando sea requerido.
Las Puertas: Cada uno de los actores de la fiesta tiene su puerta. El torero sale a este escenario por la puerta de cuadrillas, y por allí volverá a salir a menos que la gloria lo haga salir por la puerta grande, o que la desgracia obligue a que lo lleven por la enfermería. La puerta de toriles es el acceso de los toros al ruedo. La de picadores que comunica con el patio de caballos y los caballos de arrastre, puerta por la que se lleva al toro muerto al desolladero.
La Capilla: No todas las plazas de toros cuentan con una capilla; los toreros siempre cuentan con un altar en donde hacen oración antes de la corrida.
El tendido: Es la parte destinada al público, los hay de sol y de sombra, con su diferente graderío.
En este sentido, una de las plazas mas completas y mejor diseñadas de la república mexicana, a pesar de no ser tan grande como otras -le caben alrededor de Dos Mil 800 personas, sentadas cómodamente -es la Plaza de Toros “El Recuerdo”, cuyo antecedente, tal y como lo señalamos al principio, es el antiguo Coliseo, construido exactamente en el mismo sitio donde se ubica la Plaza, es decir, entre las calles Morelos, Oaxaca y Abasolo, sobre un espacio de aproximadamente Mil 800 metros cuadrados.
La afición por los toros en Ahuacatlán, dicen los historiadores, proviene desde la época de Don Manuel Lozada, el famoso “Tigre de Álica”, quien tenía instalado un cuartel, en este mismo sitio.
Según eso, Don Manuel solía regodearse con sus amigos disfrutando de la fiesta brava aprovechando su estancia en Ahuacatlán.
En 1958, siendo gobernador del Estado el Ahuacatlense Francisco García Montero, se ordenó su construcción dada su proclividad a este tipo de espectáculos. Los trabajos corrieron a cargo del ingeniero Francisco Menjíbar Bueno, quien también era un recio aficionado a las corridas de toros. Desde entonces se han venido presentando las mejores figuras del toreo mexicano.
Este año se están cumpliendo pues 60 años de su construcción. Por eso es que se estará festejando con una corrida de antología con la presentación del máximo exponente del toreo en México en la actualidad: Joselito Adame.
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