La figura más emblemática sobre el estrado era la de Fernando del Paso, tal como en otras ocasiones lo llegó a ser Gabriel García Márquez, Vargas Llosa, Eduardo Galeano, Monsivaís, y para qué seguirle. Todos, menos el gran ausente: Enrique Peña Nieto. No tiene cara. La FIL (Feria Internacional del Libro) se ha convertido en la plataforma cultural más importante para que converjan los mejores pensadores. Y es claro que en esas circunstancias una persona que lee poco, como lo es el presidente de la república, no encaja.
Pocos gobernantes con descrédito se atreven a presentarse al encuentro más importante de escritores y de sus libros en el mundo, después de la Feria de Frankfurt. El único que recuerdo que desafió al culto auditorio de la FIL fue el ex gobernador de Jalisco, Francisco Ramírez Acuña, quien salió abucheado. Y es que la FIL de Guadalajara es un referente mundial en Iberoamérica para el mundo de las letras. Este año se espera la participación de mil 900 casas editoriales, con 400 mil obras y 750 mil visitantes.
En este marco el escritor barcelonés Enrique Vila-Matas recibió el Premio de Literatura en Lenguas Romances. Pero además la Universidad de Guadalajara le rendirá un merecido homenaje post mórtem a Eduardo Galeano y al periodista incólume Julio Sherer García, ex director de Excélsior y fundador de la revista Proceso.
No faltará Elenita Poniatowska, Carmen Aristegui, Armando Fuentes Aguirre “Catón”, y como una digna representante de su finado marido, Carlos Fuentes, la bellísima Silvia Lemus. Otros grandes de la pluma poco reconocidos son Guillermo Fadanelli y su tocayo Guillermo Sheridan. El dramaturgo y filósofo Hugo Hiriart y el historiador Enrique Krauze y Jean Meyer. El encanto de las palabras de Ángeles Mastretta, Guadalupe Loaeza y la doctora Denise Dresser, con quien por cierto tuve la fortuna de intercambiar unas breves palabras.
A ella le pregunté por el gran ausente. Pues el hecho de que el presidente de la república no figure en un escenario donde la Gran Bretaña mandó lo mejor de su cultura, es una falta de respeto. El silencio de la politóloga y su franca sonrisa de complicidad con mi exposición me hicieron preguntarle otra cosa: las candidaturas independientes. Y es que allí estaba Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”; pero tampoco quiso decir nada más que invitarme a su mesa.
- “Nos vemos más tarde en la mesa”, me dijo sin saber que ya no iría porque me regresé a Nayarit por un medicamento importante para el cuidado de un riñón que me trasplantaron.
No obstante sí pude platicar ampliamente con El Bronco y con su esposa. Escuchar su historia y conocer parte de los acontecimientos más dramáticos de su vida, como la muerte de su hijo en un presunto accidente. Pero de eso les contaré después.
Por ahora sólo quiero recordar que Inglaterra es el invitado de honor. La tierra de Shakespeare, Owen, Hobbes, Darwin, Hawking y Los Beatles. De la Reina Isabel y Enrique VIII. Los invito a asistir aunque sea un día. Insuficiente para ver todo lo que el mundo editorial ofrece.
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